La nomenclatura de las cuentas en la administración pública dista de ser clara. En el mejor de los casos se trata de eufemismos.
Por ejemplo, para referirse a la deuda total del sector público -que llegó a 50% del PIB hace un par de años- se emplea el trabalenguas “Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público”.
Así, para referirse a las personas físicas y morales que no han pagado en tiempo y forma sus impuestos se ha dispuesto un amplio cajón que se denomina “Créditos Fiscales”.
¿De qué tamaño es el cajón? De acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación el monto de créditos fiscales en 2017 ascendió a “668,544,000.00 miles de pesos”. Cifra que es necesario traducir a 668 mil 544 millones de pesos.
Para ponerlo en perspectiva -y ya que se ha usado al Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México como unidad de medida- los contribuyentes deben al Sistema de Administración Tributaria el equivalente a 3.7 Aeropuertos de Texcoco.
La ASF ha identificado un comportamiento cíclico en entre los deudores de “Lolita”.
Durante los sexenios de Calderón y Peña Nieto en los primeros 3 años bajan el total de los Créditos Fiscales a niveles de 400 mil millones de pesos, y en los últimos 3 años se incrementan “de tal forma que está alcanzando los niveles que tenía a finales del año 2012 y principios del 2013”.
¿Será que Lolita se pone generosa y consiente a los contribuyentes, previo a las elecciones presidenciales?
Es pregunta.