APOTROPAICO/Juan Palacios/Junio 10, 2022
Aunque todavía faltan dos años para las elecciones de 2024, lo más probable es que el pasado lunes haya iniciado informalmente el proceso que nos llevará hasta la sucesión del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Ante ese proceso electoral hoy hay posturas disímiles que van desde quienes creen que no habrá tales elecciones, hasta quienes consideran que las de 2024 serán unas elecciones de Estado, en las cuales tanto los gobiernos estatales morenistas como el aparato del gobierno federal se volcarán en apoyo del candidato de ese partido.
Falta mucho tiempo y muchos acontecimientos para llegar a ese punto, pero hay cosas que pueden irse perfilando.
En principio, se puede prever la posibilidad, que no certeza, de que en Morena se presente una escisión, una ruptura en el momento en que se decida el candidato presidencial, sobre todo si se utiliza el método de las encuestas, unas encuestas que no conoce nadie y de las cuales solo se presenta el resultado.
En ese escenario, ruptura de Morena, uno de los candidatos perdedores se lanzaría por uno de los partidos de oposición o, inclusive, por la coalición opositora. Hasta hoy, del único que se piensa que puede caer en ese supuesto es Ricardo Monreal, un político experimentado y que ya ha estado en una situación similar.
De Marcelo Ebrard no se tiene seguridad, ya tuvo su oportunidad en 2012 pero decidió dejar pasar a López Obrador para su segunda candidatura.
Ese, desde mi perspectiva, era el momento de Ebrard, como lo fue 1994 para Camacho, futurear en esas situaciones resulta prácticamente un seguro fracaso y el fin de una carrera con miras a la presidencia.
Ebrard es un político con imagen propia, con carrera que no fue hecha a la sombra de AMLO, pero precisamente ese es su hándicap en contra para no ser seleccionado por la encuesta. La interrogante es si tendrá el valor para revelarse, ya veremos.
Si Claudia Sheinbaum no resulta la “corcholata” ganadora, lo más probable es que no pase nada, es una política cuya carrera está hecha absolutamente toda a la sombra de Andrés Manuel, así que no tendría fuerza para enfrentarlo.
Eso por lo que respecta a Morena, pero quizá deberíamos tener en cuenta la posibilidad de que también en la Coalición Opositora, por llamarla de algún modo, se presente una ruptura, desde ya los problemas que está enfrentando el PRI en su interior deberían ser un indicio de que algo no va bien, ya hay voces dentro del PAN y a su alrededor, que cuestionan si vale la pena continuar con una alianza en que pueden verse “derrotados moralmente”.
Otras situaciones para considerar, no resultaría difícil que el blanquiazul se cuestione la pertinencia de ir aliado a un partido, el PRD, que ya prácticamente no aporta nada a la alianza, así que no estaría de más tener en cuenta esta posibilidad.
Por otra parte, salvo que pase algo extraordinario, por ejemplo que le dejaran seleccionar el candidato de la alianza, Movimiento Ciudadano no irá en ella. Olvidando que la política es de coyuntura, está apostando a una prospectiva de largo, muy largo plazo.
Salvo que el PVEM y el PT decidieran que sus oportunidades podrían mejorar en una alianza opositora, estos partidos continuarán como rémoras de Morena.
Insisto, falta mucho para llegar a 2024, muchas cosas pueden pasar de aquí a entonces, pero vistas a la distancia, me parece que así están las cosas por ahora y que, hoy, Morena lleva ventaja, pero quizá ni ellos mismos estén tan seguros de que esto continúe así, de ahí que, ni habiendo ganado en las elecciones estatales de este 2022, dejan en paz al INE, parece que les estorba en sus planes o que consideran que con un instituto independiente no la tienen tan segura.
jpalacios@mobilnews.mx