Chicago, IL.- “La burra no era arisca, la hicieron a palos”. Sirva este dicho popular para advertir a mis compañeros comunicadores tener mucho cuidado con la elaboración de la pretendida Ley para la Protección de Periodistas y Defensores de Derechos Humanos del Estado de Querétaro.
La iniciativa está siendo analizada por los diputados, que eventualmente piensan convocar a una conferencia magistral con los interesados.
El titular de la Mesa Directiva de la LVIII Legislatura, Antonio Zapata, ha expresado su intención de ser incluyente en la conformación de la nueva ley. Pero corresponde al gremio periodístico de Querétaro involucrarse plenamente en este proceso; la realidad de los comunicadores en ejercicio de sus funciones diarias debe quedar plenamente reflejada en los artículos del proyecto legislativo.
Cualquier redacción de esta iniciativa debe contar con la colaboración de los involucrados. Solamente la plena intervención de los comunicadores y defensores de derechos humanos dará validez a esta legislación.
Considero que el énfasis de esta ley deben ser las sanciones ejemplares para quienes atenten contra la libertad de expresión en cualquier forma. Por ejemplo, las presiones a los propietarios de los medios de comunicación y periodistas desde las esferas del poder deben ser severamente castigadas en esta iniciativa.
No vayamos muy lejos y recordemos la reciente agresión perpetrada por elementos de la SSPMQ contra de un grupo de reporteros, quienes realizaban la cobertura informativa de acontecimientos ocurridos en la colonia El Tintero.
Los elementos de la policía municipal despojaron de sus herramientas de trabajo a dos compañeros que daban cobertura a hechos de interés público.
Si los comunicadores no intervenimos en la elaboración de la Ley para la Protección de Periodistas y Defensores de Derechos Humanos del Estado de Querétaro, corremos el riesgo de que los infractores simplemente reciban una reprimenda, sin consecuencias serias que inhiban las agresiones contra el gremio.
Una sociedad bien informada no es producto de la casualidad y los periodistas responsables de ello deben trabajar bajo la más amplia protección posible bajo una ley moderna que garantice su seguridad en todo momento.