Chicago, IL.- A los grandes empresarios de México les está dando frío la posible victoria de Andrés Manuel López Obrador, porque está en juego el esquema que les ha permitido beneficiarse de la ausencia de políticas públicas que nivelen la competencia.
Además, ni qué decir del brutal enriquecimiento de esos magnates a la sombra del poder. Para ellos, peligra su futuro en la cima de la pirámide, sostenidos por el resto de los mexicanos. Son capaces de cualquier cosa con tal de mantener el estatus quo.
Por ello no me sorprende que en días recientes grandes corporativos como FEMSA, Vasconia, Grupo México y Herdez, entre otros, estén advirtiendo de los “riesgos” si los electores eligen un gobierno “populista” el próximo 1 de julio.
A continuación parte del mensaje de José Ramón Elizondo, presidente de Grupo Vasconia: “Todos estamos muy enojados con los políticos por la corrupción, por la impunidad, por la inseguridad, por los malos servicios, por la falta de oportunidades y todo ello puede nublar nuestro juicio y puede llevarnos a tomar un camino populista, que resulta muy atractivo para mucha gente, pero que ha probado ser equivocado y afectar gravemente a la población, especialmente a la más desprotegida”.
El director general de Herdez, Héctor Hernández Pons, lo dice así: “Seremos más cautelosos en nuestras inversiones, limitándonos por lo pronto, a la protección y conservación de nuestros activos… En estos 104 años que tiene Grupo Herdez de existir, hemos pasado por muchas situaciones adversas y de alguna u otra forma hemos salido adelante, aunque no sin sufrir daño económico que nos limitara la posibilidad de crecer y generar más bienestar”.
José Antonio Fernández Carbajal, presidente de FEMSA, alerta: “Las políticas populistas de Luis Echeverría y José López Portillo, que consistían en una mayor participación del Estado en la economía, la regulación de los precios, la política salarial con orientación partidista, y el manejo indisciplinado del gasto del gobierno (…) generaron un terrible aumento del déficit fiscal y una multiplicación de la deuda del país”.
El objetivo del sector empresarial es claro: generar miedo en sus trabajadores para que voten por la continuidad que solamente sirve a sus propios intereses.