Andrés Manuel López Obrador, candidato del Morena-PT-PES en la llamada coalición “Juntos Haremos Historia”, hace muchas promesas en sus diferentes mítines que realiza a lo largo y ancho de la República Mexicana; sin embargo, nunca señala cómo lo haría, ni repara en todas las personas que saldrían perjudicadas con dichas promesas.
El suspirante a la silla presidencial, ha señalado en diversas ciudades que piensa descentralizar diversas secretarías y paraestatales, como Pemex y CFE, entre otras.
En días pasados, en su mitin realizado en Ciudad del Carmen, Campeche, aseguró que la dirección general de Pemex piensa llevarla a esa ciudad. Asimismo, dijo que la Secretaría de Energía la llevaría a Villahermosa, Tabasco; y la Comisión Federal de Electricidad a Chiapas.
Pero ante esas promesas surgen varias preguntas.
¿Piensa reubicar a todos los trabajadores de esas dependencias que están actualmente en la Ciudad de México en los estados correspondientes?
¿Esas personas están dispuestas a moverse de la ciudad en la que viven?
¿Serán despedidas las personas que laboran en la Ciudad de México?
¿En qué las piensa emplear, ya que a los habitantes de esas ciudades les está prometiendo empleo?
¿Cómo sería el proceso de descentralización?
¿Existe en las diferentes ciudades la infraestructura necesaria de vivienda para recibir a tantas personas?
En el caso concreto de Pemex, en la CDMX hay más de 12 mil trabajadores que laboran en las oficinas centrales de la dependencia, los cuales se verían amenazados en perder su empleo en caso de que se concretara la promesa de AMLO.
Siendo concretos, esas 12 mil familias serían trasladadas a Ciudad del Carmen con todo lo que ello conlleva. Realmente suena muy difícil y muy poco probable.
¿Y de dónde se sacarían los nuevos empleos que prometió para los habitantes de Ciudad del Carmen?
López Obrador es especialista en no decir el cómo piensa hacer las cosas, simplemente lanza la promesa, sin reparar en las consecuencias que puede traer la misma. Según él, es para beneficiar a muchas personas, pero no se da cuenta que se lleva entre las patas a muchas personas más.
AMLO busca el aplauso y el reconocimiento de los habitantes de los lugares en donde lanza este tipo de promesa para conseguir votos, pero el riesgo para miles más es latente, ya que no solamente hablamos del trabajador, sino de su familia completa que tendría que cambiar de aires, vivienda, escuelas, etc., en caso de aceptar ser reubicados de su lugar de residencia.
En casos más extremos se puede separar familias y la convivencia del día a día que es tan necesaria en estos tiempos.
Si la respuesta fuera tan simple como que acabando con la corrupción se soluciona el asunto, no habría tanto problema, pero en estos casos en específico se requiere de explicaciones más detalladas, ya que muchas personas pueden salir perjudicadas por las ocurrencias de campaña para conseguir votos. Hay que entender que una cosa en la forma y otra es el fondo del asunto.
Del dicho al hecho hay mucho trecho y a las palabras se las lleva el viento, mientras que los hechos perduran. El problema es que para que estas palabras se vuelvan realidad, existe un horizonte muy lejano y difícil de cumplir.
Tiempo al tiempo.