Vaya la cantidad de sapos que ha puesto a tragar López a todos sus aplaudidores, sirvientes y fieles, pero no solo a ellos, sino a sus opositores también.
Con todo lo que se dice (y lo que no, también), sobre y alrededor de la propuesta del PRI de prolongar el control de la Sedena, sobre el cuerpo de seguridad ¿civil? Que es la Guardia Nacional.
Que duro ha de ser para quien es su seguidor, tener que aguantar el pacto de impunidad con “Alito”, quien ahora puede esperar terminar su periodo como Presidente del PRI y de paso ver que embajada estará disponible para él, pues el seguro va garantizado, por lo menos dos sexenios. Y sólo ellos saben que más, o quienes más entran en este pacto.
Así que el otrora odiado Alejandro Moreno Cárdenas, se convirtió en una nueva mascotita bajo el paraguas de López.
Obviamente Jesús Zambrano y Marco Cortés no lo quieren ver ni en pintura, pero solo a él, al PRI todavía lo quieren retener, no lo quieren perder. Pues les anticipo que lo pierden o que se traguen oootra vez el sapito de Alito.
Así el PRI quiere vivir hasta sus últimos días por el poder, del poder y para el poder.
Queda claro que la Alianza no les importa y, si lo vemos ya sin melodrama los resultados de la Alianza, pues han sido magros.
Pero, digamos que el “daño” ya está hecho, la traición consumada, el nuevo héroe de los chairos y el nuevo villano de la oposición.
Mientras todo eso sucede, el PRI ya dio su primer paso para convertirse en una remorita más de Morena, como sus iguales el PT y el Verde.
Así que podremos nombrar como “bacantes” a AMLO y a Alito de la comilona de sapos para todos, incluidos sus clientazos de la oposición.
Lo que no hay que perder de vista es la creciente actividad política de los militares y el papel que hoy están jugando dentro de la autodenominada cuarta transformación.
Basta escuchar el último discurso del general Luis Crescencio Sandoval
“Quienes integramos las instituciones tenemos el compromiso de velar por la unión nacional y debemos discernir de aquellos que, con comentarios tendenciosos generados por sus intereses y ambiciones personales, antes que los intereses nacionales, pretenden apartar a las Fuerzas Armadas de la confianza y respeto que deposita la ciudadanía en las mujeres y hombres que tienen la tarea de servir a su país”.
La “militarización”, siempre ha estado ahí, Guadalupe Victoria, Vicente Guerrero, Nicolás Bravo, Santa Anna, Porfirio Díaz, Victoriano Huerta, Lázaro Cárdenas, hasta el último militar, el General Manuel Ávila Camacho, hasta apenas el año de 1946.
Hoy que recordamos el aniversario del inicio de la independencia de México, no estaría mal revisar que esta nación, la constante han sido los gobiernos encabezados por militares.
La diferencia es que, en aquel entonces había equilibrio de poderes y era otra la forma de hacer política y justicia.
Hoy, peligrosamente los dardos se están cargando para un solo lado y también sabemos que la “militarización” no ha servido de nada, ni hoy, ni ayer y, de seguro, mañana tampoco.
Queda claro que el PRI no aguantó la presión de los militares y tuvo que ceder, no sin negociar algunas migajas y el laaaargo pellejo de “Alito el sapito”, quien recordemos que fue humillado en un par de ocasiones por los militares en el AICM. Seguro que no se volverá a repetir.
También es cierto que nadie les cree que lo hicieron por el bien de los mexicanos, por el bien del país.
Lo que es un hecho es que la serie de cambios a las leyes secundarias que quieren hacer para consuma la militarización de la GN es a todas luces inconstitucional.
Tendremos un cuerpo militar, encargado de la seguridad, operando fuera de la constitución.
De persistir con el tema será, en última instancia, la Suprema Corte de Justicia quien tenga la última palabra.
Mientras, no se pierdan el grito con “Los Tigres del Norte”.
Hoy es buen día recordar que, durante el México independiente, como mencionábamos hace unas líneas, nunca se había pintado tan de verde como hoy la bandera nacional, eso es lo que nos debe preocupar.
Con esto damos fin a la segunda parte de la trilogía de “El Señor de Macuspana”, donde en su primer capítulo fue derrotada con su ley de energía, donde la comunidad de la oposición frenó una orden Presidencial.
En este segundo capitulo que hubo de todo, traiciones, amores, desamores, cambios de bando, cambios de casette, la militarización de la seguridad, pro sobre todo dos torres de sapos que se tuvieron que tragar hablando bien de “Alito” y saludando la “militarización del país”, incluso aquellos que fueron detenidos arbitrariamente por militares, o aquellos que construyeron sus carreras políticas con ONG que ahora desconocen, que pattético y que triste.
Ahora viene la conclusión de la trilogía con la “reforma electoral” donde decidirán ellos lo que pase con el INE si se apoderan o no de las elecciones.
¿Llegaremos los ciudadanos como la caballería de Röhirim a salvar el día e impedir el golpe que le quieren dar a la institución en la que los ciudadanos confiamos más? ¿Seguirán los aplaudidores tragándose sapo tras sapo?
La conclusión de la saga “El señor de Macuspana” está por terminar y la ola guinda viene con todo para asestar el golpe final al INE.
¿Lo vamos a permitir?
Tiempo al tiempo.