El pasado 28 de febrero oficialmente se registró el primer caso de la pandemia de COVID-19 en México y 3 semanas después, entre el 17 y el 20 de marzo, inició la cuarentena en México.
Los gobiernos locales primero y el gobierno federal, después, comenzaron con el llamado a la población: Quédate en Casa, un llamado que hoy se ha convertido prácticamente en un mantra, pero que no a todos provoca, ya no digamos una reacción, pues en muchos otros, genera incredulidad y desdén, por decir lo menos.
Si bien los datos oficiales revelados hasta hoy indican que, en el país, con la llamada Jornada de Sana Distancia, la movilidad registró una disminución de 67 por ciento en promedio, con picos puntuales de hasta 82 por ciento en la Ciudad de México; ello no ha sido óbice para que existan quienes mantienen sus actividades cotidianas, y no, no me refiero a aquellos que forman parte de las actividades esenciales que están exentos de sumarse al famoso Quédate en casa; no, me refiero a los malosos.
Mientras el gobierno intenta, infructuosamente, convencer al país de que la curva de contagios ya está en proceso de aplanamiento, aunque estemos viviendo, también según las autoridades de salud federal, el momento de más alto contagio de la pandemia, hay otra curva que no sólo no se aplana, sino que se mantiene al alza: la del número de muertos por hechos violentos en México.
De acuerdo con una recopilación propia de muertes violentas en México, en la que no se incluyen feminicidios, crímenes pasionales, ni accidentes, desde que se registró el primer caso de COVID-19 en México, 4 mil 590 personas han pedido la vida de manera violenta.
Más aún, desde que inició la cuarentena 3 mil 286 personas han perdido la vida en México por hechos violentos, lo que significa 10.9 por ciento más que las 2 mil 961 muertes provocadas por el COVID hasta la noche del jueves pasado, según información oficial del gobierno federal.
Como comparativo, le presentó los números de 4 de las 10 semanas que integran el periodo desde que se registró el primer caso de Coronavirus en México.
En la primera semana, del 24 de febrero al 2 de marzo, en México se reportaron 457 muertes violentas; en la semana del 23 al 30 de marzo, los muertos por hechos violentos en el país alcanzaron los 475; mientras que, para la semana del 13 al 20 de abril, ese número se ubicó en 472 personas y, en la última semana registrada, del 27 de abril al 04 de mayo, los muertos en México por hechos violentos, fueron 499, un alza de 9.1 por ciento desde el 24 de febrero.
Cabe hacer la mención de que, en esta recopilación, la mayoría de las muertes violentas están relacionadas con el crimen organizado, por lo que podemos concluir que, para los grupos y cárteles en México, eso del Quédate en Casa no es opción. Ellos siguen en las mismas y han matado a más personas que la pandemia.
La de las muertes violentas provocadas por el crimen organizado es una curva que el gobierno federal tampoco ha sido capaz de aplanar, y por lo que se observa, no tiene la capacidad, ni siquiera de identificarla pues insisten en que la incidencia delictiva en México va a la baja. Falso.
El pasado 24 de abril, durante la conferencia mañanera, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno federal afirmó que el delito de homicidio doloso ya está “en la fase de contención”, aunque los reportes “presentan altas y bajas”.
Bueno, pues las bajas se esfumaron y las altas se quedaron y crecieron todavía más y siguen en una curva ascendente. Otra que el gobierno federal no puede aplanar. Les digo.
El último párrafo. Vaya tunda la que le pusieron este viernes el New York Times y El País a la administración federal en torno al presunto ocultamiento del número de contagiados y fallecidos, derivados del COVID-19; es lo malo de querer siempre tener otros dados. Digo.