Todo se destapó el 26 de octubre del año pasado, pero el inicio fue mucho antes, cuando el actual consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello, acordó con uno de sus antecesores, Leonardo Valdés Zurita, impulsar la candidatura de Adriana Teresita Sánchez Núñez.
Muchos no lo saben, pero Teresita Sánchez Núñez, fue asistente personal de Marcela Ávila Eggleton, esposa de Leonardo Valdés Zurita, quien desde hace varios años decidió establecer su residencia en Querétaro.
La pareja Valdés – Ávila decidió que, por la vía de Sánchez Núñez, podría comenzar a empoderarse en el esquema electoral local y comenzaron a impulsarla, primero mediante su inclusión en el servicio electoral de carrera, lo que lo llevó a ser funcionaria del INE en Nuevo León.
Poco después, cuando se acercaba el proceso para la renovación de la presidencia del Instituto Electoral del Estado de Querétaro (IEEQ) y comenzaban los acuerdos para definir a quienes se perfilaban para ocupar la vacante que había dejado Gerardo Romero Altamirano, Valdés Zurita y Ávila Eggleton lograron convencer a Lorenzo Córdova Vianello de que Teresita Sánchez era la ideal para el cargo, aún cuando no cumpliera con el requisito de la residencia que marca la ley.
Ahí comenzó el conflicto. El empecinamiento de Córdova Vianello para que la presidenta del órgano electoral queretano fuera Adriana Teresita Sánchez Núñez, provocó la molestia de actores políticos locales.
Al final, aunque durante la sesión en la que los consejeros del INE declararon desierto el proceso para elegir presidenta del órgano electoral queretano y un par de consejeras se fueran con todo contra los medios porque ‘criticaron a Teresita Sánchez, argumentando que fueron unos ataques inéditos y desproporcionados, por el hecho de ser mujer’, cosa que es falsa, cuando menos en este espacio en el que lo que criticamos fue la falsedad en las declaraciones de la exasistente de Ávila Egletton, ella seguirá protegida pues la reubicaron en la estructura del INE.
Sin embargo, el desaseo en el registro de la protegida de Valdés Zurita y Ávila Egletton y, en consecuencia, de Lorenzo Córdova, dejó abierta la posibilidad de las impugnaciones que se presentaron ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, lo que finalmente sucedió, aunque a un muy alto costo.
Hoy el órgano electoral queretano tiene una cabeza provisional, vive en la incertidumbre de si la lucha por el poder que emprendió un pequeño grupo se volverá a registrar, con el desgaste que ello implica.
Ojalá que la ambición de unos cuantos que, al final, se quedaron como el chinito, no le pegue más a una institución que ha demostrado, en los hechos, su eficacia e imparcialidad para con la vida democrática de la entidad. ¡Digo!
El último párrafo. Antes de que concluya el primer trimestre del año habrá relevo en la dirigencia estatal de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y de Alimentos Condimentados (Cacirac) y quien ya ha levantado la mano es el empresario Antonio Torres Rico, quien, junto con María del Rocío González Larracoechea, en la vicepresidencia, le darían nueva vida al organismo, en un entorno sumamente difícil como el de la pandemia. Ojalá lo logren, ambos son reconocidos en su sector. ¡Les digo!
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