En las últimas semanas fuimos testigos de cómo jóvenes queretanos se alzaban con triunfos en la Competencia Matemática Aloha, que tuvo lugar en la República Popular de China.
Esta semana Francisco Domínguez Servién recibió en Palacio de la Corregidora a esos grandes triunfadores.
Tania Rodeo Hernández, Sergio Antonio Luna Álvarez y Fernando Iktan Castillo de Lucio, lograron, como lo señaló el mandatario queretano en su encuentro, “algo increíble”.
“Ustedes son un ejemplo para la niñez de que sí se puede llegar hasta donde han llegado”, les dijo Domínguez Servién a los menores que compitieron con niñas y niños de otras 16 naciones en la justa internacional.
Los queretanos lograron sobresalir en la competencia de resolución de 70 operaciones matemáticas en promedio en cinco minutos con la utilización del ábaco.
El mérito de este logro sólo es de ellos, de Tania, de Sergio Antonio y de Fernando; de sus familias y sus seres queridos; el logro, es de ellos, de nadie más.
Sí, ya sé que no faltará quien me diga que hubo personajes que les ofrecieron apoyo; sí, pero no fue sino hasta que ellos comenzaron a buscarlo; los apoyos, lamentablemente, no llegaron de manera espontánea; es más, en algunos casos, éstos fueron usados política y mediáticamente por los ‘benefactores’ que primero se colgaron de la necesidad de los pequeños y presumieron su bondadosa aportación en sus redes sociales.
Luego, cuando estos talentos queretanos dieron resultados, esos mismos personajes se mantuvieron a bordo del tren del éxito y se ‘sumaron’ a las felicitaciones. No digo que ello esté mal, no, lo que está mal es que estos brillantes queretanos tengan que recurrir a las redes sociales, a las coperachas para alcanzar sus sueños.
Y para acabarla de amolar, estas acciones generaron discusiones eternas en redes sociales en las que algunos acusaban a los personajes que apoyaron de explotar el éxito ajeno.
El logro de estos grandes queretanos generó encono, lucha y descalificaciones en ese mundo que cada vez es menos cordial y que a cada minuto pareciera que la meta es polarizar al máximo.
Pocas, poquísimas propuestas e iniciativas leí sobre cómo ayudar, no solo a esos jóvenes, sino a muchos otros, así que, para no quedarme en la crítica, allá va mi propuesta:
Valdría la pena que las instituciones públicas que impulsan la educación, la ciencia y la tecnología, contasen con áreas específicas dedicadas a la búsqueda de esos talentos para su apoyo; que la iniciativa privada tuviera también áreas similares para el otorgamiento de becas.
Las instituciones educativas privadas también podrían aportar su granito de arena mediante la conjunción de esfuerzos con las autoridades para impulsar el talento joven de Querétaro.
La creación de fondos conjuntos en los que participasen las autoridades, el sector privado y las instituciones educativas, para el impulso del estudio y el desarrollo de las ciencias, le abriría las puertas a un mejor futuro a las generaciones de jóvenes que hoy tienen talento, pero que desarrollarlo les cuesta demasiado. Digo, sólo es una idea.
El último párrafo. Lele, la embajadora de Querétaro que recientemente regresó a Amealco, su tierra natal; se ha convertido ya en un símbolo del pueblo queretano; ha comenzado a consolidarse como un icono de la queretaneidad y puede ser mucho más; valdría la pena aprovechar al personaje para, sin sobreexplotarlo, utilizarlo para otros fines que no sólo sea el de la promoción turística.
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