El pasado 5 de agosto, en Oaxaca, los legisladores locales aprobaron una reforma a la Ley de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes para prohibir vender, regalar, distribuir o promocionar productos no saludables a menores de edad.
De inmediato llamó la atención y fue bautizada como “Ley Antichatarra”, pues a partir de su publicación quedará prohibida la venta de bebidas azucaradas y alimentos con alto contenido calórico a menores de edad en el territorio oaxaqueño.
El dictamen impulsado y aprobado por Morena, adiciona el artículo 20 Bis de la Ley de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes del Estado de Oaxaca, para eliminar de formas de malnutrición de niñas, niños y adolescentes en la entidad, es decir la venta de alimentos y bebidas chatarra, y establece sanciones administrativas a quienes infrinjan las disposiciones.
La aprobación de la Ley Antichatarra ha generado una gran polémica a nivel nacional respecto de si es o no positiva, incluso si está apegada a la Constitución Mexicana, pues hay quienes consideran que dicha legislación violenta derechos fundamentales y comerciales de terceros.
Así, por ejemplo, la UNICEF y la ONU se pronunciaron a favor de la reforma al afirmar, con razón, que la obesidad es un problema que aqueja a los mexicanos.
Hay otros que, por el contrario, afirman que la iniciativa atenta contra la libertad de consumo de las personas, viola la libertad de las personas de comercializar cualquier producto que no sea ilegal para su sustento, así como el derecho a un empleo legal y digno, como lo es el comercio.
Sin duda, todos coincidimos en que la obesidad es un problema que debe atacarse, que cobra vidas y genera otros problemas más severos, pero, ¿en serio creemos que, sólo con prohibir las papitas, los refrescos y los pastelitos el problema de la obesidad en los niños de Oaxaca disminuirá?
¿De verdad no les alcanzan las circunvoluciones cerebrales para darse cuenta de que hacen falta mucho más que acciones restrictivas para combatir problemas como la obesidad?
¿Dónde están las políticas públicas que impulsan programas de adiestramiento físico de niños y adolescentes? ¿Qué hay de programas educativos integrales, acompañados de infraestructura deportiva accesible para toda la población, en particular para los más jóvenes?
Hay incluso quienes pretenden desviar la atención sobre los más de 50 mil muertos por la pandemia de COVID-19 y apuntar a las enfermedades crónico degenerativas como las responsables de las mismas y omiten, con dolo, por ignorancia o, lo que es peor, por incapacidad, la terrible manera en la que la administración federal ha manejado el problema que el virus SARS-CoV-2 ha traído consigo.
No. Se equivocan quienes ven en una legislación como la ‘Ley Antichatarra’ de Oaxaca, la solución a un problema complejo, añejo y arraigado en la población.
En Oaxaca -donde por cierto los niños necesitan tener más clases y menos restricciones- las carencias son enormes, han sido víctimas de los intereses de una clase política interesada sólo en el cacicazgo, faltan políticas públicas de fondo que ayuden a un pueblo, víctima del retraso, la pobreza y sus políticos, a salir adelante.
La ‘Ley Antichatarra’ de Oaxaca se queda corta y, además, desde el punto de vista legal, me dicen algunos buenos abogados, es atacable en tribunales y hasta puede ser revocada, no por mala, sino por mal hecha. Les Digo.
El último párrafo. MAS DE 50 MIL MUERTOS POR COVID-19. Me dueles México. Digo.
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