Las becas del gobierno federal ‘Jóvenes Construyendo el futuro’ que se otorga a personas para que realicen labores de aprendices en empresas del país y que por ello reciban una remuneración económica, han recibido una extensión que, al mismo tiempo, implica una excepción en sus reglas de operación y la beneficiaria es la titular de la Secretaría de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.
Sí, la Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en retiro está becada y sin embargo sigue cobrando su salario de 107 mil 283.76 pesos mensuales sin hacer el trabajo para el que fue nombrada por el presidente, Andrés Manuel López Obrador.
De acuerdo con el reglamento interior de la Secretaría de Gobernación vigente, la titular de la también senadora por Morena con licencia, tienen entre otras atribuciones, lo relativo a los temas de seguridad pública, la protección a los ciudadanos y, sobre todas las cosas, la coordinación del gabinete federal.
Todas estas atribuciones han sido ‘delegadas’ por Olga Sánchez Cordero, quien se ha limitado a desempeñar el papel de ‘representante’ del titular del Ejecutivo federal en las tomas de posesión de los gobernadores.
Cómo olvidar la brillante participación de la ministra en retiro a los pocos minutos de que Jaime Bonilla jurara el cargo de Gobernador de Baja California cuando dijo que, para ella, la extensión del mandato del amigo del presidente, de 2 a 5 años, era legal porque estaba en la norma local.
Ese evento dibujó claramente quién y cómo actúa la ‘encargada’ de la política interna del gobierno federal.
Pero eso no es lo más grave, lo verdaderamente preocupante es su ausencia en hechos como los el culiacanazo o el más reciente registrado en Sonora con la muerte de 10 integrantes de un grupo de México-americanos integrantes de una comunidad mormona.
En ambos casos, Sánchez Cordero ha brillado por su ausencia, ya no digamos en el lugar de los hechos tras los trágicos acontecimientos, lo que hubiera dado una señal de sensibilidad del gobierno federal hacia estos hechos.
No, Sánchez Cordero ha preferido -o la han obligado- mantenerse en el bajo perfil. Su trabajo lo hacen o el titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo Montaño, o por el Canciller, Marcelo Ebrard Casaubón.
La mejor muestra de ello es el hecho de los LeBaron; en el que el Gobierno federal nuevamente mostró, por decir lo menos, su nula capacidad de manejo de crisis y una terrible ausencia en materia de estrategia de comunicación.
A inicios del actual gobierno federal, hace casi un año, Olga Sánchez Cordero informó que renunciaría a su salario como titular de la Secretaría de Gobernación, incluso, sostuvo que la donaría a una institución benéfica en Querétaro y, a 11 meses de ese anuncio, todavía no se ha dado a conocer si esa donación se ha hecho realidad, a cuál institución benéfica entrega los 107 mil 283.76 pesos mensuales que percibe como funcionaria federal; luego entonces, si no hace su trabajo y le pagan -y muy bien- Sánchez Cordero está becada. Digo.
El último párrafo. Algo deben hacer en la Comisión Estatal de Aguas. Su nuevo sistema de facturación registra fallas desde agosto; tres meses en los que muchos usuarios han visto cómo sus recibos llegan, en algunos casos, hasta triplicados, respecto de su consumo promedio; las filas para aclaraciones son enormes, los tiempos de espera, en promedio de hasta 2 horas, en algunos casos más, y lo peor de todo es que sus directivos no resuelven el problema, pareciera que lo están ‘administrando’ y los paganos son, además de los usuarios, los empleados del organismo que terminan siendo recipiendarios de las justificadísimas quejas de los usuarios. Les digo.
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