La intervención del crimen organizado y la realización de un fraude de Estado, son los dos factores que mayor amenaza representan para la realización de las elecciones presidenciales el año próximo, pues podrían dañar severamente la cada vez más debilitada democracia mexicana.
No hay posibilidad de priorizar uno u otro; los dos elementos deben ser enfrentados y frenados mediante la única acción que por ahora tiene la sociedad mexicana, independientemente de nuestras preferencias partidistas: lograr la mayor participación de votantes en la historia electoral de México.
La mano del crimen
En la pasada contienda electoral, la de 2021, fue muy clara la intervención de grupos delincuenciales durante las campañas, el día de las elecciones e incluso en el periodo poselectoral. La mayor presencia se registró en el Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Michoacán, San Luis Potosí, Sinaloa y Veracruz.
De este tema, el Colegio de México elaboró un pequeño texto (de 52 cuartillas) denominado “El crimen organizado en el proceso electoral 2021”, en el que recopila testimoniales y claras evidencias de lo sucedido.
El escrito comienza así:
La mañana del 6 de junio de 2021, un hombre arrojó una cabeza humana en una casilla electoral instalada en la ciudad de Tijuana y marcada con el número 1440. La imagen de esa cabeza cercenada y con los ojos abiertos era la metáfora perfecta de la intromisión del crimen organizado no solo el día de las elecciones…
Si hace dos años intervinieron sin problema alguno, ahora que la violencia ha escalado a niveles superiores, es factible que una vez más metan la mano y lo hagan en más territorio nacional, a menos de que el gobierno mexicano haga lo que no ha hecho en cuatro años: frenar a los delincuentes y evitar que continúe su expansión a más entidades y municipios del país.
Baste referir que en lo que va del sexenio de López Obrador se han cometido 164 mil 300 homicidios dolosos, cifra superior al sexenio de Enrique Peña Nieto, que llegó a 156 mil 66 casos. La cantidad podrá superar fácilmente los 200 mil crímenes (TResearch) dado que al actual presidente le falta casi un año de gobierno.
El fraude ya comenzó
La otra amenaza es el fraude de Estado; esto es, la intervención del aparato gubernamental para inclinar a uno u otro lado la balanza comicial, mediante el uso de recursos públicos que tiene a su disposición.
De hecho, es factible afirmar que ese fraude de Estado ya está en marcha; recursos económicos, personal y hasta acciones violatorias a la ley fueron desviados, movilizados y realizadas, para garantizar el triunfo de Claudia Sheinbaum Pardo, la “elegida” por el presidente, Andrés López.
Recursos de la Secretaría del Bienestar y personal de la agrupación “ciervos de la nación” fueron puestos a disposición de la exjefa de gobierno de la Ciudad de México para garantizar su “triunfo” y ser nominada candidata presidencial.
Tan evidente fue este fraude que hasta el mismo Marcelo Ebrard Casaubum lo denunció.
Y para que no quede duda de lo aquí afirmado, “coincidentemente” el representante de Morena en el Instituto Nacional Electoral (INE) solicitó reducir el presupuesto a los partidos políticos. ¿Qué tiene que ver con lo anterior? El afán es muy claro: dejar a las oposiciones sin fondos mientras que Morena se despacha a discreción con recursos públicos, sin que nadie sancione ni ponga freno.
Si hoy movilizaron y desviaron recursos por la precandidata del presidente, imaginémonos qué hará el gobierno por la candidata y ungida a ser “la continuadora de la cuarta transformación”.
Salir a votar
No importa por quién ni importa la preferencia partidista. Lo que importa es que las y los ciudadanos estemos conscientes de que la mejor manera de tratar de contrarrestar estos dos males es acudiendo a votar.
Que gane la afluencia electoral significará que quien vaya a ser el presidente o presidenta de México, lo será legítimamente, legalmente y, por supuesto, con el respaldo de la mayoría genuina.