El 28 de febrero concluyeron los foros para escuchar los pros y contras de la “Reforma Energética”, enviada a la Cámara de Diputados por el Ejecutivo Federal. Más de 80 horas, 25 foros, decenas de participantes y mucha información, en la mayoría de las veces cargada de ideología.
Trataré de ser lo más objetivo posible al relatar en estas líneas lo que se vivió en este “Parlamento Abierto”, donde se escucharon diversas voces y opiniones.
La gran mayoría de los que estamos en contra de esta reforma, coincidimos en que no es necesaria una modificación a la Constitución, y así lo manifestó Morena en su “Proyecto Alternativo de Nación 2018-2024” que a la letra dice:
Páginas 4-5
«La corrupción no es, como se ha dicho, un asunto cultural ante el cual debamos resignarnos ni una forma de ser de los mexicanos en general, sino una desviación de los gobernantes que puede y debe ser erradicada. Para ello resulta fundamental respetar la ley. Si hay voluntad para aplicarla, se puede atacar la impunidad desde su raíz. Este propósito se puede lograr sin modificar la Constitución ni embarcarse en un vértigo de reformas a la legislación secundaria, sino con el cumplimiento de una y de otras mediante la convocatoria a la sociedad a una regeneración ética que redundará en beneficio de todos.
Uno de los lineamientos de este Proyecto de Nación es reducir al mínimo las reformas que el Ejecutivo deberá proponer al Legislativo para llevar a cabo sus acciones de gobierno, y una de las condiciones establecidas para todas sus propuestas es que se apeguen a la observancia de las leyes tal y como se encuentren redactadas en diciembre de 2018. Así, se asentó que los proyectos gubernamentales habrán de respetar la separación de poderes y la autonomía de los organismos autónomos del Estado y garantizar la certidumbre jurídica de todos los contratos vigentes, particularmente los derivados de las llamadas “reformas estructurales”, las cuales, desde luego, serán sometidas a evaluación para determinar si cumplen o no con los propósitos establecidos en su argumentación.”
Y todavía asegura en la página 19 del mencionado proyecto lo siguiente:
«El Nuevo Gobierno Democrático no será rehén del Poder Legislativo, el cual, se ha convertido en un mercado de favores y chantajes. Se reducirá al mínimo indispensable la cantidad de reformas legales, y en las entidades federativas del país se alentará la verdadera autonomía de los poderes.”
Pues resulta que cambiaron de opinión, por lo que se puede apreciar, no hay voluntad de acabar con la corrupción, más bien de concentrar más poder. Y lo del “mercado de favores” pasó a ser una oficialía de partes, donde no se reciben solicitudes sino instrucciones que deben de cumplirse al pie de la letra y sin mover una sola coma.
En Acción Nacional, votaremos en contra de esta contrarreforma, pues es nociva, retrógrada y plagada de ideologías ya rebasadas. Se habla de abusos, de fraudes perpetrados por “la mayoría rapaz” del 2013. Si releemos su Proyecto de Nación ahí está la solución, con algo tan simple como respetar la ley.
Se habla del litio como la panacea del futuro, la realidad es que las reservas no están debidamente probadas, ni siquiera la calidad del litio existente en el subsuelo mexicano. Como lo han dicho expertos en el tema, el “Litio Mexicano” es un mito.
En una parte de la reforma se habla de los minerales estratégicos, sin mencionar cuales, imagínense con la creatividad madrugadora hoy tan de moda, cuáles serán estos minerales; será por ocurrencia o por joder, así de simple.
Muchos temas se hablaron y se discutieron en el “Parlamento Abierto”, a mí me quedó una sensación de simulación y pérdida de tiempo, pues hay problemas mucho más urgentes que resolver en la vida nacional y no dirigir los esfuerzos a algo que está funcionando. Las ambiciones pueden destruir.
Propongo que nos centremos en los temas urgentes que demanda la sociedad: seguridad, salud, empleo y crecimiento económico. Reitero mi apoyo a lo escrito en el Proyecto de Nación, respetemos la ley, combatamos la corrupción sin modificar las leyes y respetemos la soberanía del Poder Legislativo, de seguro nos va mejor.