Conforme avanza el sexenio y la enfermedad mental del presidente Andrés Manuel López Obrador nos damos cuenta de su escasa moral, sus intenciones torpes de fundar un despotismo iletrado y sus carencias intelectuales.
A su movimiento gelatinoso le ha dado nombres (¿Lemas?) insustanciales, desde “República Amorosa” hasta su nueva invención: “Humanismo Mexicano”, pero lo que López manifiesta con la realidad es que no pretende algo más que fundar una dinastía macuspana.
Pero fuera de su vocación populista y su talento de embaucador, el Blacamán tabasqueño hace un gobierno de ocurrencia, torpezas, regresión económica y política y una inmensa corrupción en todos sus tipos y formas.
Si alguno de los amanuenses o muy pocos periodistas permitidos a su tragicomedia matinal le llegara a pedir que defina con claridad si su gobierno es socialista, capitalista o un simple populismo, seguro le da otro infarto pero no sabría responder.
No es de izquierda porque nunca ha encabezado reivindicaciones como frenar la violencia de género, apoyar el derecho de la mujer a decidir, ni ha rescatado las capacidades de educación, salud, vivienda y empleo para el sector más deprimido.
No es de derecha porque rechaza tajantemente la libre empresa y la inversión (fuera de sus cuates) y no es de centro porque claramente está peleado con el consenso, la libertad de cultos y, aunque niega su populismo, sus decisiones, sus improperios y caprichos lo desnudan.
Confundido maneja el gasto público al estilo del liberalismo salvaje, pero sus recortes son con machete y descobija a los sectores que le pueden dar retorno a la economía y en cambio, cobija sus ocurrencias que no dejan sino pérdidas.
Este 31 de diciembre México cumplirá el primer cuatrienio en un siglo donde la suma del crecimiento es negativo, y en el cual la capacidad instalada en salud, educación, comunicaciones e inversión, es negativa.
López se alegra y pondera como grandes obras suyas el tipo de cambio que encarece las exportaciones, las remesas familiares que prueban el regresó a la dinámica expulsora y, durante su gobierno, habrán salido unos 2.5 millones de mexicanos que no encontraron futuro.
Su gobierno es de caprichos y todo lo que hace y dice va encaminado a dejar pingües ganancias a su familia, a sus amigos, a sus servidores leales (No sé si incluya a Luis Crescencio Sandoval) y hasta a la delincuencia organizada.
Un ejemplo es su enojo, gritos e insultos, porque la Corte en congruente decisión con su calidad de guardián de la Constitución, sacó a los delitos fiscales del catálogo de delincuencia organizada o contra la seguridad nacional.
El enojo viene porque sus hijos Andrés y Gonzalo viven de extorsionar causantes con errores, con un matonesco o pagan o van al Procurador Fiscal y la prisión oficiosa automática. La vida de lujos de los tripones López Beltrán es la mejor prueba.
Lo que sí ha quedado perfectamente definido es que nada hace bien y por ejemplo, el rescate (sic al estilo Monsiváis) de los sectores hidrocarburos y eléctrico solamente han aumentado la deuda, disminuido la producción y la disponibilidad.
El pudor (Si tuvo alguna vez) no es una cualidad del presidente quien se ha comparado con Madero, Juárez, Lázaro Cárdenas, y hasta se ha dicho ser un diamante impoluto, y haber sufrido como Jesucristo por los embates de los liberales comerciantes del Templo.
Este 27 de noviembre quedó marcado como el punto más bajo de su paupérrima administración, cuando desvergonzadamente utilizó recursos humanos y materiales a su cargo o el de sus gobernadores, para realizar la marcha del ridículo o el Día Nacional del Acarreado.
Esta marcha que sí pasará a la historia como uno de los grandes abusos y desatinos presidenciales en nuestra historia, no fue algo más que una locura para demostrar que él es quien manda y quién dice si hay o no democracia.
Una marcha que no sirvió para nada porque Washington expresó el lunes su veto a la contrarreforma electoral y, unas horas después de que Washington Post publicó un te digo Pedro para que me escuches Juan, Morena retrasó la presentación de la iniciativa.
En sus aforismos “Humano, demasiado humano”, Friedrich Nietzsche dice que aquellos que ponderan “su importancia para la humanidad, sostienen en su empeño, sus promesas, una conciencia más débil que la burguesía”.
Para muchos nos está claro que el macuspano no es mentiroso sino mitómano. El primero sabe que está engañando, el segundo cree sus propias mentiras y, su invención más reciente, es que su gobierno se define como Humorismo, perdón, como “Humanismo Mexicano”
Es claro que López NPI tiene dónde surge el humanismo occidental ni tampoco que ya hay un tratado “El Humanismo Mexicano”. La historia vuelve a repetirse, dice el tango…y plagia un título, que no la idea, como con la Economía Moral.
Hablar como merolico sin sustancia y atrapar incautos es lo suyo, y su popularidad basada en la angustia existencial que sienten millones de mexicanos condenados a la pobreza, lo vuelve un ideal de cómo empoderarse sin trabas morales o legales.
Por eso no tiene empacho en endilgarle al menos 100 millones de pesos al erario federal y de 22 estados (Y quién sabe si también de Badiraguato) para organizar una marcha que lejos de unir a la Nación la divide aún más, pero dividir, confrontar, es su gran talento.
Juntar bolas, peloteras, multitudes, es algo que sabe hacer, aunque ya desde el poder le queda chico a Fidel Velázquez quien tuvo en un puño al poder presidencial por muchos años e incluso se dio el lujo de destaparle candidatos y mandar a calacas “al ungido”.
“Cosas veredes, Sancho”: Este 2022 terminará el cuatrienio con un PIB (-)4% comparado con 2018, hay 30 mil desparecidos, 140 asesinados, al menos 300 mil que murieron por falta de atención médica, y una delincuencia organizada y un Ejército empoderados bárbaramente.
Vaya, por favor, analice a su sucesora electa o tapada, ungida, vea quién es, qué ha logrado y como ha desgobernando y saqueando Ciudad de México…
“El enano dispone de un medio excelente para ser mayor que un gigante: consiste en encaramarse sobre sus hombros”, Víctor Hugo.
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