El 29 de junio del presente año, comenzaron los trabajos de reingeniería en la Avenida 5 de Febrero, mega obra que fue denominada “Paseo 5 de Febrero”, la cual de acuerdo con el gobierno actual, será la solución a los conflictos viales que aquejan a la ciudadanía que transita por dicha avenida.
Esto partiendo de la renovación de la infraestructura pluvial y sanitaria para evitar futuras inundaciones; además de la construcción de nuevos puentes, entronques viales y paradas de transporte público para disminuir el tránsito y aumentar la seguridad. Como extra, la mega obra le ofrecerá a la zona metropolitana el toque de “modernidad” que le hacía falta. ¡Una maravilla!
En diversas ocasiones nos han pedido paciencia y comprensión, pero basta y sobra con transitar por las vías alternas recomendadas para darte cuenta que el estrés comienza a propagarse como una plaga. Los conductores pelean por llegar a tiempo a sus trabajos, a las escuelas de sus hijos, a sus casas; en ocasiones, los vehículos deben casi subirse a las banquetas para abrir paso a las ambulancias, bomberos y patrullas. Puede parecer exagerado, pero es una realidad, vivimos en caos.
No obstante, se nos ha prometido que esta situación será momentánea, que el tiempo de espera valdrá la pena y que la remodelación vial significa una mejor movilidad para todas y todos; o eso nos dicen. Pero, considerando el nivel tan acelerado de crecimiento poblacional que vive actualmente Querétaro ¿Esta mega obra será realmente funcional?
Hablamos de que cada año la población de la entidad llega a aumentar hasta 60 mil habitantes, debido principalmente al flujo migratorio. Ante este dato, existe una duda razonable sobre si realmente se habla de una obra funcional para la ciudadanía o sólo una cuestión estética que hace alusión a la modernidad. ¿Será razonable sacrificar la funcionalidad de un espacio por motivos estéticos?