Después de lo vivido este lunes, no cabe duda que la historia está llena de coincidencias asombrosas e inexplicables, por ejemplo, en mayo de 1944 el encargado de realizar la sección de crucigrama para el Daily Telegraph de Londres, eligió algunas palabras al azar que aparecieron en la edición como Utah, Omaha, Mulberry, Overlord y Juno, las cuales resultaron ser palabras clave para la operación del Día D, realizado en junio de 1944 y las cuales solo el general Dwight Eisenhower debería conocer. Desde luego, el pobre empleado del periódico fue apresado y acusado de espionaje, pero demostró ser inocente y que todo se trató de una increíble coincidencia.
Para los que somos melómanos y en particular, amantes de The Beatles hay cientos de curiosidades respecto a sus canciones, pero quizá ninguna tan única como la canción Eleanor Rigby, cuya inspiración surgió, de acuerdo con Paul McCartney, de los nombres de la actriz Eleanor Bron y una tienda llamada Rigby & Evens, además para reemplazar el nombre de su propio padre, tomó un apellido llamativo de la guía telefónica de Liverpool que sustituyera a McCartney: Mckenzie. Años después de su lanzamiento en 1966, se encontró una lápida en Liverpool con el nombre de Eleanor Rigby y a pocos metros, una más con el apellido Mckenzie.
Sin embargo, creo que ninguna coincidencia histórica es tan impactante como la que vivimos en México el día de ayer: Un potente sismo de 7.7 grados, registrado un 19 de septiembre, exactamente 5 años después del registrado en 2017 y 37 años después de aquel de 1985.
Si bien, el saldo es menor que sus predecesores, se registró una víctima del sismo en Colima y en la Ciudad de México se reportan 21 inmuebles dañados, de los cuales 17 presentan riesgo bajo y cuatro presentan riesgo medio.
En Querétaro ya no podemos decir que es algo nuevo. Para el que escribe estas líneas prácticamente fue un dejavu del 2017, pues me encontraba exactamente en la misma habitación del Centro Histórico, cuando las lámparas comenzaron a tambalear, casi a la misma hora que en 2017 y exactamente a una hora de haberse realizado el macrosimulacro por parte de las autoridades.
Salí a la calle de 5 de Mayo a una cuadra de Plaza de Armas y pude ver que los trabajadores salían de sus oficinas atónitos, con caras de incredulidad. Había poca organización y solo la información disponible en los dispositivos móviles. El titular de la Unidad de Coordinación Estatal de Protección Civil, Javier Amaya, tenía escasos minutos de haberse retirado de Plaza de Armas, cuando la alarma –ahora sí la de a de veras- sonó en el Centro Histórico.
De por sí, en el macrosimulacro, los trabajadores tardaron 10 minutos aproximadamente en tomar sus lugares en la explanada frente al Palacio de la Corregidora, ¡10 minutos! Eso es un tiempo relativamente largo para responder ante una emergencia en la que la vida puede ponerse en riesgo en cuestión de minutos. A la hora buena, es decir, cuando ya no se trató de un simulacro, muchas dependencias lograron salir, en un tiempo similar, pero con mucha mayor desorganización, lo que demuestra la poca cultura que aún se tiene ante este tipo de emergencias.
En Centro Cívico, del municipio de Querétaro fueron más cuidadosos ante el mismo escenario. Palomita porque a la hora en que sonó la alarma sísmica, los trabajadores hicieron exactamente lo mismo que habían ensayado apenas unos minutos antes y no solo eso, el titular de Protección Civil Municipal, Francisco Ramírez Santana, ordenó que el edificio fuera inspeccionado en su exterior por un dron y en su interior por personal de la dependencia.
Además, giró instrucciones para que el Colegio de Arquitectos colaborara en este y otros edificios para la evaluación de riesgos estructurales.
Caso contrario en Plaza de Armas hubo una ausencia de mando, que se reflejó de inmediato en las instrucciones poco claras al personal. No habían pasado ni 15 minutos de haber salido a Plaza de Armas cuando se dio la orden de regresar sus puestos de oficina en todas las dependencias, sin que –como sí lo hizo municipio- se realizara una evaluación de posibles daños estructurales, puesto que el Palacio de la Corregidora y los edificios aledaños son más de 280 años más viejos que el Centro Cívico.
De ese modo, mientras todo terminaba, uno de los paramédicos que aún permanecía en el lugar desde el simulacro realizado una hora antes, que dijo pertenecer a la Asociación de Rescatistas de Querétaro, comentó acá entre nos, que los diferentes grupos están inconformes con el trabajo realizado por Amaya Torres al frente de la Coordinación Estatal de Protección Civil, pues dijeron, lo reconocen como un hombre con trayectoria impecable en seguridad pública, pero no en materia de protección civil, por lo que lo sienten como alguien sin la suficiente expertiz y conocimiento de los grupos de rescatistas de los que se puede echar mano. –Tú no pondrías a un ingeniero a hacer la chamba de un periodista verdad-, comentó.
En total, se tuvo conocimiento de que hubo una evacuación en el Centro Cívico, las 7 delegaciones municipales, Plaza de Armas, el Jardín Guerrero y en las plazas comerciales, Antea, Uptown Juriquilla, Patio, el Hospital Infantil Teletón de Oncología (HITO) y el Corporativo Santander de 5 de Febrero, así como 70 empresas más del parque industrial Querétaro y el parque industrial Business Park, sin que hasta el momento se tenga reporte de afectaciones estructurales a los edificios.
Las enseñanzas que debimos aprender hace 37 años, tuvieron que ser reafirmadas hace 5 y por muy extraño y asombroso que pudiera llegar a ser, ayer nos dimos cuenta que no las tenemos presentes, ni hemos llegado a tener una cultura de prevención en materia de protección civil. Ojalá, nunca llegue el día en el que Querétaro sienta un sismo de manera fuerte –lo cual científicamente es más factible de lo que creemos-, porque no estamos preparados… todavía.
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