Las primeras sesiones de la LXIV Legislatura federal dan muestra que el Congreso de la Unión sigue padeciendo de cáncer legislativo. Estos son los síntomas.
Un exceso de iniciativas presentadas. Tal vez para para justificar la abultada dieta o nutrir el Facebook, los diputados y senadores presentan un número descontrolado de iniciativas.
En el Senado de la república, durante la LVII Legislatura -del año 1997 al 2000- se presentaron 118 iniciativas y se aprobaron 36, según el reporte de la consultora Integralia. Para la LXIII Legislatura que recién concluyó se presentaron 1,953 iniciativas y se aprobaron solo 95, el 5%.
A pesar de la diarrea legislativa, los temas relevantes se cuentan con los dedos de la mano.
Otro síntoma ha sido el incremento descontrolado en el número de comisiones. Un jugoso botín que significa bonos, personal y recursos adicionales.
En 1999 la Cámara de Diputados tenía 27 Comisiones Ordinarias y la de senadores 29. Al concluir la LXIII Legislatura, en agosto pasado, la Cámara Baja llegó a 56 Comisiones y el Senado a 64.
En su primera sesión los diputados ya presentaron 36 iniciativas y 20 los senadores. Iniciativas que en su mayoría serán desechadas.
De no cambiar, terminarán confirmando el viejo adagio del legislador: el puesto dura 3 años, la vergüenza toda la vida.