Chicago, IL.- La frase es muy común entre los burócratas mexicanos, principalmente entre aquellos de primer nivel. “Es el año de Hidalgo, chin… su ma… quien no se lleve algo”.
Así de burdo es el dicho, pero todavía más burdo es el saqueo de las arcas públicas por parte de las administraciones salientes, empezando por las jugosas liquidaciones y adjudicación directa de contratos para obras públicas con su consecuente moche por adelantado.
Si a esta fórmula le añadimos que quienes se van son los priístas, el robo se va a poner peor de lo que históricamente ha sido en el último año de los gobiernos municipales, estatales y federal.
Son innumerables las noticias en todo el país sobre el despilfarro de fondos públicos en los últimos meses de los que se van con muy poca esperanza de regresar a gobernar algún día.
Y para financiar el atraco, por supuesto los gobiernos siguen emitiendo deuda; son insaciables cuando se trata de gastar el dinero de los contribuyentes, a quienes exprimen sin pudor.
Como periodista que ejerció el oficio muchos años en México son incontables las ocasiones en que atestigüé en primera fila el enriquecimiento desmedido de alcaldes, gobernadores y presidentes. Intentar denunciar el ilícito era imposible en medios comprados con publicidad oficial.
Pero la capacidad de sacar a luz todas esas irregularidades está cambiando vertiginosamente en México, gracias a nuevos medios de comunicación con periodistas comprometidos con su responsabilidad de dar seguimiento puntual al accionar de los gobernantes.
Sin ir más lejos recordemos La Estafa Maestra, que puso en evidencia la enorme desviación de recursos públicos por parte de la administración de Enrique Peña Nieto, algo que sin duda ayudó a la lapidaria derrota del PRI en los pasados comicios.
Para acabar con el dispendio irregular de los fondos públicos también es necesario que las administraciones entrantes realicen auditorías profundas para identificar, perseguir y encarcelar a los funcionarios corruptos que se han robado el dinero del pueblo.
Cuando esa impunidad se acabe entonces podremos tener la certeza de que, entonces sí, se acabó el Año de Hidalgo.