El destape de José Antonio Meade como aspirante a candidato del Partido Revolucionario Institucional a la Presidencia de la República, ocasionó revuelo en la vida política del País.
De inmediato, el elegido por el Presidente Enrique Peña Nieto, recibió el apoyo de los más emblemáticos sectores del PRI, por lo que comenzó el tradicional besamanos, acto que nos remontó a las viejas prácticas priistas del siglo pasado y que tanto quisieron borrar en este gobierno argumentando que había un nuevo tricolor. Algo así como “Bienvenidos al viejo PRI”, donde el 27 de noviembre tuvimos tapado, destapado, dedazo y cargada a favor del suspirante a la silla presidencial.
Sin embargo, no todos los priistas están de acuerdo con el dedazo, principalmente por la sencilla razón que no es un cuadro proveniente de las filas del Revolucionario Institucional.
No hay que dejarnos engañar por este dedazo, ya que el proceso de selección del candidato del PRI apenas empieza y existen fuertes cuadros en el tricolor que no están de acuerdo con la designación de Meade como el “gallo” del partido para las próximas elecciones.
Personajes como Ivonne Ortega Pacheco, ex gobernadora de Yucatán, podrían ser una de las piedritas en el camino que enfrente el presunto favorito del Presidente Peña.
No sería raro que Ortega decida inscribirse para ir a una elección interna del tricolor, debido a que cuenta con simpatía y apoyo de diferentes priistas de cuna.
Cuentan los que saben que Manlio Fabio Beltrones, Ulises Ruiz, José Calzada y hasta el propio Miguel Ángel Osorio Chong, entre otros, no verían con malos ojos un contrapeso de las bases del PRI.
El tricolor necesita, ante todo, una operación cicatriz para tratar que Meade realmente se convierta en un candidato de unidad del partido, ya que de lo contrario podría traer consecuencias no gratas para las aspiraciones de continuar en el poder.
La desbanda de algunos cuadros del PRI está latente, por lo que se rumora que quieren darle a Ortega Pacheco como premio de consolación la dirigencia nacional del PRI, cosa que no convence del todo a la ex gobernadora.
Sin duda, el que puede estar frotándose las manos es Andrés Manuel López Obrador, líder de Morena y quien suspira con la Presidencia de la República desde hace 18 años, ya que en sus dos anteriores intentos de ganar las elecciones presidenciales le hizo falta un ingrediente, el apoyo precisamente de priistas resentidos.
Los acercamientos entre algunos cuadros todavía priistas y López Obrador se han llevado a cabo desde hace meses de manera “secreta”, por lo que no debe causar sorpresa que se adhieran a la causa del tabasqueño.
La guerra electoral apenas comienza y el tricolor debe evitar la fuga de importantes cuadros que le resten votos en las elecciones del 2018, los cuales se podrían canalizar a favor de su odiado rival.
No queda más que esperar a los tiempos electorales del PRI y ver si el destapado es realmente el gallo de todo el priismo nacional y pueda andar en caballo de hacienda buscando la tan anhelada silla.
Tiempo al tiempo.