Su ausencia fue clarísima, su impericia evidente, su incapacidad de reacción inocultable, su omisión insultante y rayando en lo ilegal.
Toda persona tiene el derecho a defenderse, a argumentar cuando es cuestionada, pero; también, todos tienen la obligación de ser autocríticos y más si se ejerce un cargo público de alta responsabilidad.
Eso, justamente, la autocrítica, fue lo que estuvo ausente en la comparecencia de los titulares de las Secretarías de Seguridad Ciudadana (SSC), Miguel Ángel Contreras Álvarez y de la Coordinación Estatal de Protección Civil (CEPC), Carlos Rodríguez DiBella el pasado jueves en el Congreso estatal.
Si bien hubo reconocimiento de yerros y fallas, se observa que el acuerdo en el cuarto de guerra de ambos funcionarios fue hacer leña del árbol caído y apuntar todas las luces a una empresa de seguridad que ellos mismos debieron haber supervisado y a la que ellos mismos otorgaron el aval para operar.
Fueron más de 4 horas de comparecencia ante unos diputados que evidenciaron lo que hay en nuestra representación popular; 2 partidos políticos dispuestos a casi todo, con tal de no dañar la imagen de la marca oficial; apenas un puñado de legisladores de oposición y sólo uno con la capacidad discursiva y argumentativa para poner el dedo en la llaga.
Mención aparte merece el diputado local panista, Antonio Zapata Guerrero quien ‘moderó’ las comparecencias, pero que terminó siendo un mal escudero de un par de funcionarios que intentaron, sin éxito, ocultarse tras la curul del exedil de Corregidora.
Zapata, en su afán por defender a los indefendibles funcionarios estatales – los municipales fueron a hacer de convidados de piedra, aunque también aportaron su cuota de incapacidad y omisiones- cambió unas preguntas, omitió otras y argumentó con sus pares legisladores, para desviar la atención; en fin, perdió una oportunidad histórica de demostrar la experiencia legislativa que tiene, para terminar en escudo de papel.
Pero, volviendo a los comparecientes; me quedo con dos respuestas que dibujan a los funcionarios que no actuaron a tiempo el pasado 5 de marzo en los hechos violentos de El Corregidora.
La confesión del titular de Protección Civil estatal de que cuando medio mataban a 24 personas, él estaba pescando en Cadereyta, por un lado.
Y, por el otro, con la capacidad del titular de la SSC de eludir a la pregunta de ¿dónde estaba, físicamente’ ese día?
Uno confiesa que estaba en un torneo de pesca y el otro elude a decirnos dónde estaba ese día, en el que se realizó en el estadio, un evento considerado de alto riesgo por ellos mismos. De ese tamaño son.
Lamento terriblemente que el gobernador, Mauricio Kuri, que ha dado muestras de entrarle al toro por los cuernos en este y en otros temas, esté rodeado de colabores de ese tamaño. No lo merece y Querétaro, tampoco.
El último párrafo. Resulta muuuuy casual que tras la paliza que han recibido las autoridades de protección civil del municipio y del estado, tras los hechos violentos del 5 de febrero, ahora resulta que encuentran irregularidades en muchos eventos. ¡Hasta para taparle el ojo al macho hay que tener capacidad!
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