Desde la otra fronteraMirador

¡Culpen a los migrantes!

La campaña política de Donald Trump en los Estados Unidos se ha caracterizado por culpar de casi todos los males del país a los inmigrantes. Canadá se está sumando al mismo coro, ante las presiones económicas y políticas sobre Justin Trudeau; el primer ministro acaba de anunciar un cambio drástico en las metas de inmigración legal al país. Pasando de 500 mil por año (oficial) a casi 350 mil. Esto además de la recién anunciada reducción al número de estudiantes foráneos (sobre todo de la India).

El año pasado, un hombre fue arrestado en la provincia de Quebec, acusado de estar planeando un ataque terrorista contra comunidades judías en Nueva York; habiendo entrado a Canadá con visa de estudiante. Este 2024, un hombre y su hijo fueron detenidos en Toronto, acusados de estar planeando ataques terroristas a nombre de ISIS. Ambos habían entrado desde 2018 y obtuvieron su ciudadanía canadiense. Ambos pasaron todos los “intensos” filtros de seguridad, pero solo hace poco surgieron evidencias de sus nexos con los grupos del Medio Oriente y fueron detenidos ante de cometer los ataques.

Sin mencionar, el caso de hindúes que entraron a Vancouver para asesinar a un líder local del mismo origen étnico, y presuntamente líder de un grupo separatista en la India, pero avecindado en Canadá. Hace pocos días, Canadá rompió relaciones diplomáticas con la India, debido a las evidencias de que diplomáticos estaban involucrados en varios actos delictivos, como secuestro, balaceras y extorsión a la población hindú local.

Solo hace un par de años, justo al final de la pandemia, el gobierno federal anunció una “ambiciosa” meta de traer más inmigrantes para cubrir una escasez de mano de obra, ante el creciente envejecimiento de la población. El objetivo era traer 500 mil extranjeros; sin embargo, desde entonces estaban llegando al país más de un millón de foráneos presionando la ya de por sí- rebasada infraestructura física y económica. El resultado, un déficit gigantesco de viviendas (venta y renta), empujando a precios astronómicos, desbordando los servicios de salud y alimentando la inflación en general.

La creciente presión sobre Trudeau, ya no solo de los partidos de oposición, sino ahora de miembros de su propio partido, que presuntamente han firmado una carta exigiendo que deje el liderazgo del Partido Liberal, quizá fue el detonador de anunciar una medida, buscando subir algunos puntos en las encuestas. 

Es curioso, en los Estados Unidos la larga, sucia e intensa campaña política, inunda los medios y las redes sociales, hace ver a Canada como un lugar mucho más tranqulo… pero acá la cosa es de más bajo perfil, pero al final llega a los mismos resultados. Cuando las cosas van mal (real o exagerado) lo más fácil es culpar a los inmigrantes, para calmar a la bestia de la opinión pública y ganar o conservarse en el poder.

Cabe señalar que otra diferencia con el sentimiento xenófobo entre los gringos y los canadienses es que al sur de la frontera los malos son latinos, los de acá vienen de diversas regiones del mundo, sobre todo India, China y África. Y la forma en que ocurre es distinta también porque geográficamente Canadá esta más aislado, al sur colinda solo con Estados Unidos, al norte el Polo, y a los lados 2 océanos.

Hay rumores de que ciertos grupos africanos advierten que seguirán usando la migración como un arma de protesta ante el abuso y robo de los minerales que gringos, europeos y canadienses hacen en sus países. Es bien sabido, despachos que hacen negocios de ofreciendo traer gente a Canadá, explotando el sistema de refugio y cobrando mucho por sus supuestos servicios profesionales.

Algunos de esos despachos operan en México, incluso en Querétaro. Esto además de los programas oficiales de migración temporal para trabajar el campo o como prefionistas. Los queretanos entienden bien este fenómeno, siendo ahora desbordados por el tsunami chilango que crece y crece.

México, no es solo un país de paso a la migración hacia Estados Unidos, se está convirtiendo también en destino de muchos extranjeros y sin importar quien gane las elecciones gabachas, el resultado será un regreso masivo de gente deportada. Pero, a diferencia de Canadá, el país azteca no puede imponer límites a la migración, incluso la fomenta y se sirve de ella, no olvidemos que las remesas de los paisanos son uno de los pilares de su economía.

Si bien hay razones justificadas para poner un freno a la migración hacia Canadá, no se puede culpar a los migrantes de todos los males económicos (menos de la violencia, como afirma Trump). Las corporaciones privadas, por ejemplo, también tienen mucho de culpa en las presiones inflacionarias. Hace poco se descubrió el acuerdo entre grandes supermercados para fijar los precios del pan, a su conveniencia, y ayer las noticias acusaban a grupos de la industria lechera de obligar a ganaderos a tirar millones de litros diarios al caño para controlar los precios, además las medias proteccionistas de que goza el sector. 

Volviendo al tema del desborde migratorio, algunos analistas culpan también al mismo gobierno de no hacer un control y revisión de antecedentes de las personas que llegan al país, como mencionaba al inicio de la columna, no solo hablando del número de gente que llega sino sus intenciones,

Como decimos en México, el hilo se revienta por lo más delgado, y los inmigrantes son unos de los eslabones más débiles de la sociedad. Un dato me llama mucho la atención, existe un conteo global que identifica el flujo de millonarios que emigran al extranjero. Entre los 12 países que más ricos reciben está Canadá, solo después de Estados Unidos y Singapur; los lugares de donde están saliendo, son principalmente China, India y la Gran Bretaña.

Si la meta oficial era admitir 500 mil extranjeros, y en realidad llegaron más de un millón, ¿qué pasará con todo el excedente? ¿Tocará no solo restringir la entrada, sino sacarlos del país? ¿Esta México listo para recibir esas masas de migrantes?

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