Enrique Paniagua | Creativo
La mayor parte de nuestra formación afectiva e intelectual se da en el núcleo familiar. Ante la camada de los políticos neoliberales y entreguistas, y sus políticas que menosprecian la educación en México, y por la necesidad de retomar valores básicos que se han borrado de los programas educativos, creo que deberíamos hacer ya una lista de algunas lecciones que se aprenden de los parientes, sanguíneos y adoptivos, con la finalidad de que valoremos ese primer círculo educativo, el familiar. Porque la descomposición social que pulula ahora en el país se puede contrarrestar desde esa pequeña pero potente trinchera.
Dicen que hay que darlo “Todo por la Patria”, yo digo que hoy vale la pena replantear la manera en que vemos al país, reajustar nuestros afectos y responsabilidades para con ella, y que mejor que conocer su historia para poder empezar a demostrarle nuestro gran amor y comenzar ya a avanzar a pesar de los políticos y de sus gobiernos.
Israel Pérez Valencia | Docente
El 2019 representará para Querétaro un año de retos importantes, sobre todo en lo político y social. Por una parte, seremos testigos de un proceso de adaptación entre los gobiernos estatal y federal, que traerá sus respectivos roces que esperemos no afecten el cumplimiento de compromisos y la generación de resultados para la ciudadanía. Los retos siguen siendo los mismos: crecimiento demográfico en las principales ciudades y zonas metropolitanas sin una adecuada planeación urbana; el incremento de la inseguridad y presupuesto suficiente para la educación.
El factor más importante será el consenso, que los actores políticos dejen atrás sus viejas rencillas y se pongan a pensar más en las expectativas y necesidades de los ciudadanos.
Otra cosa, si quieren regalarle algo útil a los usuarios de la red de transporte público, QroBus en el 2019, quiten de las unidades el espantoso claxon. No solo genera contaminación auditiva, sino que además promueve el estrés y la tensión, tanto de usuarios de los camiones, como de los automovilistas.
Un abrazo y lo mejor para ustedes, amigos lectores, en el 2019.
Manuel J. Solis | Productor
Por primera vez en mi vida adulta, no tengo idea de lo que pueda pasar. No se trata de una súbita incapacidad de predecir las tendencias políticas ni las posibilidades en el futuro. Pienso que todo comenzó con el triunfo de Donald Trump, ese inesperado revés político que a todas luces era imposible. Todo cuanto pensaba saber de política y economía se vio trastocado por lo que creía que jamás podría pasar. Y Trump no solamente ganó: aplastó a sus contrincantes, pese a lo que todos creíamos.
Jamás pensé que AMLO llegara a ser presidente de México. Hace tan solo un año era imposible para mí que hubiera tal descontrol y pérdida de la estrategia por parte de instituciones tan arraigadas como lo eran los partidos tradicionales. Falló no solo mi apuesta política: también la de hombres y mujeres de gran experiencia profesional dedicados desde hace décadas al tema. Personajes expertos en la materia que se jugaron todo y perdieron. Ellos también fueron aplastados por la imposibilidad de la victoria de MORENA, un partido integrado de sobrantes y rechazados, traidores, improvisados y en algunos casos, todas las anteriores.
Tenemos un jefe del Ejecutivo quien es llamado por el Presidente de la Cámara de Diputados «auténtico hijo laico de Dios», y «personaje mítico, un cruzado, un iluminado». Dejemos que la enormidad de esa cita sea absorbida por nuestras mentes. Estamos ante un mundo imposible, de cancelaciones de esfuerzos nacionales por caprichos políticos, de fórmulas arcaicas redivivas, de causas y efectos que parecen no tener relación. No me cabe en la cabeza que estados modernos puedan convivir con un Gobierno Federal que solo puedo llamar surrealista. Y por «surrealista» me refiero a la parte de «dejando de lado cualquier tipo de control racional».
Ojalá México fuera un avión con un panfleto que nos explicara cómo ponernos en posición de choque.