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Biden, AMLO y las corbatas

Por Rogelio Ríos

  • ¿Cómo puede alguien llevar con dignidad los asuntos de México ante el Presidente de Estados Unidos si ni siquiera sabe anudarse la corbata?

Si en las cancillerías de Moscú y Beijing se asomaron, haciendo una pausa en asuntos más importantes, a la reunión que ante los medios de comunicación tuvieron los Presidentes Biden y AMLO en el Salón Oval de la Casa Blanca el 12 de julio, seguramente prepararon algunos clips para presentar a Putin y Xi Jin a manera de los memes que se ven en redes sociales.

No distrajo a rusos y chinos la gravedad de los asuntos tratados ni el estado deteriorado de la relación bilateral México-Estados Unidos a un nivel pocas veces visto, o quizá el hecho de que AMLO se atreviera a ir a una reunión bilateral días después después de despreciar la Cumbre de las Américas, a la que consideró indigna de su asistencia.

Lo que seguramente arrancó algo parecido a una sonrisa en Putin (un tipo incapaz de sonreír) fue parte de la lectura del Presidente López Obrador de sus puntos de vista ante un asombrado Biden y los sazonados reporteros de la fuente: un lamentable ejercicio de mala lectura, pésima dicción y falta de tacto diplomático como pocas veces me ha tocado observar.

Digno de un acto de carpa o vodevil del afamado Tin Tán, los largos minutos en los que AMLO leyó como párvulo mal educado unas notas que no podía ni agarrar bien con las manos, y junto a una traductora que intentaba seguirle el paso y trasladar al inglés las ingenuas expresiones populacheras del mandatario mexicano, fueron recibidos con estupor, aburrimiento, gestos meditabundos y sospecho que hasta una breve siesta por parte del Presidente Biden.

Apurado el político estadounidense por la preparación de su gira a Israel y Arabia Saudita, pendiente además de los anuncios en el Senado sobre las próximas audiencias relacionadas con el Asalto al Capitolio del 6 de Enero, y preocupado porque las recientes encuestas señalan que muchos demócratas jóvenes no quieren que se postule para un segundo término, aquí estaba Mr. Biden gastando su valioso tiempo y escuchando a AMLO en una versión moderna de Cantinflas y con cara de ¿qué está diciendo este tipo?

AMLO seguía y seguía con su lectura malsana de unas notas mal redactadas, expresaba sus lecciones de historia, pedía cientos de miles de visas de trabajo, resaltaba a los migrantes, todo ello sin la menor deferencia a su anfitrión. No pudo en ningún momento el presidente mexicano sentarse bien en el sillón, desabotonarse el saco y adoptar una postura cómoda como la de su interlocutor; al contrario, parecía que deliberadamente se sentaba mal, no se acomodaba la corbata de color verde patriótico chillante, cuyo nudo navegaba rumbo a su hombro izquierdo, en fin, una mala presentación de sus puntos de vista en la cual la forma anuló al fondo: ya no recuerdo lo que dijo, pero se me quedaron grabadas eternamente sus meteduras de pata.

Me duele profundamente, como analista y como mexicano, reseñar este importante evento a la manera de un vodevil de carpa, pero la evidencia corría ante mis ojos y aplastaba cualquier otra consideración: ¿en manos de quién está la conducción de la política exterior mexicana que no sabe comportarse adecuadamente en una reunión tan importante? ¿Cómo puede alguien llevar con dignidad los asuntos de México ante el Presidente de Estados Unidos si ni siquiera sabe anudarse la corbata? ¿Cómo es posible que el Presidente de México pierda el estilo protocolario de esa manera?

Al momento de que usted reciba mis comentarios, el Presidente Biden ya estará ocupado con otros asuntos que demandan su mayor atención. Los grandes periódicos de Estados Unidos seguirán insistiendo en sus titulares sobre los temas del momento: el precio alto de la gasolina, la guerra de Ucrania, las resoluciones de la Suprema Corte, las audiencias sobre el asalto del 6 de enero, la amenaza china, etcétera.

Poco quedará de la visita de AMLO a la Casa Blanca y su reunión estelar con el Presidente Biden, no tendrá mucha repercusión ni disputará los lugares principales a otras notas y sucesos. ni le quitará peso a la denuncia en el Senado norteamericano, el mismo día de la visita, sobre la desaparición y muerte de periodistas mexicanos y el maltrato que reciben públicamente de parte del Presidente López Obrador: Bob Menendez le ganó la partida mediática a López Obrador.

No sé si habrá más reuniones bilaterales entre AMLO y Biden de aquí al 2024, cuando ambos concluyan sus ciclos de gobierno. Lo dudo mucho en vista de la inutilidad de una reunión como la del 12 de julio que, en su parte pública ante los medios de comunicación, dio lugar a chistes y memes y no a reflexiones serias.

Mientras tanto, no se ve cómo se detenga el deterioro de la relación bilateral, ese sí un asunto más serio que no se distrae con una corbata mal puesta.

Posdata: Si usted es casado, sabrá que al ir a bodas o reuniones formales debe pasar primero por el escrutinio riguroso de su esposa: le sugerirá un color de corbata y le acomodará perfectamente el nudo, procurando además que se conduzca bien en todo momento, ¿en dónde estaba Doña Beatriz en el viaje a Washington? ¿Por qué no le ayudó a su viejón?

Rogelio.rios60@gmail.com

Redacción El Queretano

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