Imagínate que encuentras en internet una buena oferta para rentar un auto por un día, para un viaje corto. Digamos que la página de Rentalcars.com te cotiza y reserva un sedán por 606.40 pesos, según la referencia 328192679 de su propio portal, para recoger con la empresa AVIS, en la oficina de Paseo de la Reforma 308. Pensemos que pagas vía e-commerce con una Master Card con el número de autorización 868605 la cantidad de 613.60, con lo cual piensas que tu reservación, auto y pago por el día de renta quedan cubiertos.
Supondríamos, claro, que al día siguiente acudirás a la agencia y recibirás tu auto, pues has pagado. Pensemos ahora que en la agencia te dicen que debes pagar 411 pesos más, pues la tarifa no será de 606.40 –como te habían dicho–, sino de 811, ni te reconocen completo el pago de 613.60, como sí lo comprueba tu banco, sino que sólo “les aparecieron” 400 en su sistema.
Ahí la cosa ya se puso mal por dos razones, pero ninguna la van a resolver en el mostrador de AVIS, según sus dependientes. Ellos no te rentaron el auto, según dicen, sino Rentalcars.com, y tampoco te hicieron el cobro, sino tu banco, Banamex.
Pensemos que por tu agenda y dejas correr el asunto. Por último, digamos que pagas un seguro adicional por 800 pesos para que, en caso de tener algún percance, incidente, o cualquier otro sustantivo con el que eufemísticamente esconden la realidad las aseguradoras, no pagues nada de deducible.
En 24 horas, regresas el auto. Te indican que lo dejes sobre la lateral de Reforma, en donde, desde adentro del vehículo, entregas la hoja del check list al encargado de AVIS que hace el pase de lista, con lo que se debería considerar entregado.
Sin embargo, el auto sufre un golpe mientras está estacionado. El doblez en la puerta es menor, y la culpa no se le asigna a quien pegó, sino al que está mal estacionado (lo cual resulta lógico). AVIS te dice que el auto aún no ha sido formalmente entregado, así que te hincan la responsabilidad. Pero no te preocupes, recuerda que tienes el seguro adicional de 0 por ciento de deducible. O no.
Pensemos que la dependiente te dice que te llevaste el auto con el seguro estándar, pues el banco declinó el cobro del seguro adicional, lo que nadie te notificó. Tomas aire –por tercera vez– y piensas “no importa”, pues con el seguro estándar debes cubrir 20 por ciento del deducible. Imaginemos que te dicen que el porcentaje se aplica sobre el deducible sólo en caso de pérdida total (letras chiquitititas), y que por el golpe menor debes cubrir 20 por ciento de la cotización total de la reparación.
Tomas aire por quinta ocasión. Pensemos, casi por último, que llegas a un acuerdo: que no te hagan el cargo en automático, de la cantidad bloqueada de tu tarjeta en favor de AVIS, hasta no ver el avalúo juntos, pues existe un conflicto de interés, ya que quien decide el costo de la reparación es AVIS. Pero cuatro días después, te avisan que se cobraron tres mil 382.56 pesos a la mala, brincándose la única petición que hiciste en esta cascada de abusos. Cotizaron el golpe en 16 mil 912.80, que según cotizaciones tuyas no debió exceder de cinco mil.
Supongamos que todo esto pasa. ¿Cómo calificarías la encuesta de servicio de AVIS? Aquí, la respuesta: ¡ladrones!