Ya con el presidente electo declarando un tope salarial de 108 mil pesos (para manejar en números redondos) vendrán con esta nueva administración ajustes en salarios y prestaciones en todas las dependencias Gubernamentales, así como en el poder Legislativo y Judicial a cerca de 35 mil empleados.
La reducción del sueldo a funcionarios públicos, es políticamente rentable, ya que la idea de que esos recursos que se emplean para el pago de sueldos, bien pudieran ser incorporados al erario público y traducirse en bienestar para el pueblo de México, ya que son pan de todos los días los ejemplos de corrupción y malversaciones que hay en los funcionarios públicos que bien pueden justificar una medida de esas dimensiones.
El mensaje es que el servicio público no puede servir al interés particular, como una forma de enriquecer al que ostenta el cargo y lo que se espera de ellos es que se conduzcan con eficacia, honestidad, integridad, imparcialidad en su quehacer diario, para así formular y ejecutar buenas decisiones en bien de sus gobernados.
Sin embargo, el reducir el sueldo de los funcionarios sin una mayor reflexión que esa, puede generar que se revierta el planteamiento inicial, puede generar costos incluso que superen el ahorro presupuestal que se pretende.
Para que un servidor público pueda llevar a cabo la encomienda a su cargo, debe tener los medios y condiciones para hacerlo bien, no solo basta con la vocación de servicio, sino debe tener la formación cultural y académica, además de tener cubiertas las necesidades básicas propias y de la familia.
Y es ahí donde empieza una cadena, pues con el recorte de los sueldos de los funcionarios “Top”, la onda expansiva, dentro de la dependencia, llegaría a todos los empleados hasta los de menor sueldo, pues la referencia de los sueldos de la administración pública tiene como tope el sueldo de los altos funcionarios. Ahí estará la primera piedra del zapato. ¿Se les va a bajar el sueldo a las secretarias, a los burócratas, al personal de limpieza a los vigilantes a ellos les vendrán los ajustes también? Es pregunta.
De ser así el ajuste salarial en las plazas más bajas, podría implicar recortes en alimentación, salud o servicios básicos necesarios para la subsistencia del burócrata y, por lo tanto de su familia.
¿Es hora de poner ahora un salario máximo tope?
Otra de las razones es que, de darse el caso, habría lo que se conoce como “fuga de cerebros” a países donde este tipo de leyes no existan y puede que los funcionarios más capaces decidan buscar otras opciones, privando al propio gobierno de sus conocimientos y habilidades y migrando al sector privado buscando, claro, mejores sueldos. Esto lo vamos a ver pronto.
En un país como México, esta medida abrirá la compuerta a que los funcionarios sean recompensados de maneras ocultas, o por lo menos poco transparentes, favoreciendo la corrupción, como pasa en los mercados negros que muchas veces surgen en cualquier mercado en el que los gobiernos intentan establecer controles de precios, incluso buscar fuentes extra de ingresos, ocupando al funcionario en resolver la propia vida que concentrase en su cargo gubernamental.
Una remuneración adecuada y proporcional al servicio que se presta, garantiza, un servicio público de calidad, entre otras muchas cuestiones.
El problema puede que no sean los altos salarios, sino en la transparencia y la rendición de cuentas.
Con esta medida se verán casos en los medios de comunicación sobre como algún gobernador, Diputado o Secretario de estado, recibe sueldos bajos de manera digamos oficial, pero buscará no sacrificar su nivel de vida realizando otras actividades ilícitas o no para obtener ingresos del propio servicio público y esto se va a convertir en la serpiente que se muerde la cola.
Estoy de acuerdo en que se pongan lineamientos de orden en las finanzas públicas, es indispensable para la sana administración, no solo de este país sino de cualquier otro.
Antes de hacerlo y ahora que es transición, esta medida no debe aplicarse sin antes verificar las condiciones en que se lleva a cabo, medir su impacto, hacerla de otra forma es evitar que se hunda el Titánic, tirando el agua al mar con jarritos de Tlaquepaque sin antes atender la fisura o reparar donde pegó el iceberg. Hay cosas que se deben atender primero, antes que el barco se hunda por completo.
Al tiempo.