Chicago, IL.- «Nosotros somos responsables por las atrocidades en este país», dijo el senador Chris Murphy sobre el reciente tiroteo en una escuela al sur de Florida.
El legislador federal demócrata por Connecticut continuó ante el pleno de la Cámara Alta en Washington, D.C.:
“Déjenme aclarar una vez más a mis colegas: Esto no ocurre en ningún otro lado, solamente en los Estados Unidos de América; es una epidemia de masacres en masa; un azote de tiroteos escolares, uno tras otro. Solamente ocurren aquí no por coincidencia, ni por mala suerte, es una consecuencia de nuestra inacción. Nosotros somos los responsables por el nivel de atrocidades en la nación con ninguna semejanza con otro lugar”.
Murphy continuó: “Como padre me asusta a muerte que este Congreso no toma en serio la seguridad de mis hijos. Parece que los padres en el sur de Florida se van a hacer la misma pregunta”.
El pasado 14 de febrero las aulas de la secundaria Stoneman Douglas se llenaron de sangre. Armado con un rifle semiautomático, el ex estudiante de ese plantel, Nikolas Cruz, de 19 años, disparó indiscriminadamente, quizá en represalia por haber sido expulsado por mal comportamiento y problemas de disciplina.
El saldo inicial del artero ataque fue de 17 muertos y casi 20 heridos de gravedad.
El discurso del senador Chris Murphy pone en evidencia el grave problema de armamentismo ciudadano que Estados Unidos padece. La raíz de esta proliferación deriva de la propia Constitución estadounidense, que en su segunda enmienda protege el derecho de la gente a poseer y portar armas. Pero este artículo fue adoptado el 15 de diciembre de 1791, bajo circunstancias inexistentes en la actualidad.
Sin embargo, la influencia de la Asociación Nacional del Rifle entre los políticos es inmensa, lo que hace imposible cualquier intento por controlar el acceso ciudadano a las armas.
Las consecuencias son desgarradoras. Solamente en este 2018 Estados Unidos ha sufrido 19 tiroteos escolares, sin ninguna legislación a la vista que pueda controlar el problema.
Las atrocidades por el libre acceso a las armas de fuego continuarán en los Estados Unidos. No hay quien las detenga.