Chicago, IL.- En días recientes observé una fotografía del carril único para el autobús en Querétaro. El intenso tránsito vehicular era evidente, pero también la invasión del carril confinado por automovilistas incapaces de respetar la vía exclusiva para el transporte público.
En recientes visitas a mi Querétaro lindo y querido he circulado por las calles y avenidas repletas de autos, que en horas pico parecen convertirse en estacionamientos. Sí, entiendo que es desesperante, pero actitudes indebidas al volante solamente agravan la situación.
Aquí en Chicago instalaron recientemente un carril único para autobuses en el centro de la ciudad, donde la circulación vehicular es verdaderamente intensa. Muchos automovilistas anticiparon que el carril confinado solamente agravaría el pesado tráfico en el primer cuadro, pero no ha sido así.
Para empezar la multa por no respetar el carril único del autobús asciende a $120 dólares la primera vez y se duplica o hasta triplica para los reincidentes. Además, el color especial en el piso y múltiples señalamientos no dejan pretexto para invadir el carril confinado.
Entre los efectos positivos del carril único es que la movilidad de usuarios del transporte público se ha agilizado enormemente en la zona de influencia. Esta situación está ocasionando que muchos automovilistas estén utilizando la transportación pública cuando visitan el centro de Chicago.
Cada vez son menos quienes llegan con sus autos a los estacionamientos del primer cuadro, donde la tarifa puede llegar a costar hasta $16 dólares por hora.
Los urbanistas a cargo del proyecto no se equivocaron al apostar por el fortalecimiento del transporte público como la alternativa más viable para aliviar el pesado tránsito vehicular en el centro de Chicago.
La comodidad de viajar en su propio auto conlleva responsabilidades; lo primordial es respetar los señalamientos de tránsito; no hacerlo complica la convivencia vial y nos pone en peligro a todos.
La tendencia a nivel mundial va encaminada a desarrollar la transportación pública para contrarrestar los problemas viales, sobre todo la contaminación.
La cultura cívica a la hora de conducir es requisito indispensable entre quienes aspiran a vivir mejor.