
La promesa de niños “en libertad y seguridad” del condominio Sophia District, detrás del centro comercial Antea convirtieron los sueños de varios condóminos en una pesadilla.
Al menos seis familias han recibido multas de más de 2 mil pesos porque sus hijas e hijos usaron su bicicleta o jugaron en las vialidades.
El reglamento interno prácticamente prohíbe cualquier actividad infantil fuera de una minúscula área de juegos.

Un sueño convertido en pesadilla
Los vecinos de Sophia District compraron sus casas convencidos de que vivían en un espacio más seguro para sus hijos.
“Pagamos un sobrecosto por la seguridad, pensando que nuestros niños podrían salir a jugar en la calle del condominio”, relató en entrevista con EL QUERETANO una madre de familia entrevistada.
La sorpresa llegó cuando comenzaron a recibir notificaciones y sanciones por dejar que sus hijos usaran bicicletas o pelotas en las vialidades.
“Ya existen multas a algunos vecinos por andar en bicicleta, por haber sacado la pelota… nos sentimos engañados”, dijo la vecina.

Las reglas contra el juego
El reglamento interno de Sophia establece que los juegos solo pueden realizarse en áreas “especialmente destinadas para ello”.
Sin embargo, esas áreas ocupan apenas 770 m² de los 84,000 m² totales, es decir, menos del 1% del condominio.
En otro artículo, el reglamento prohíbe usar pasillos, corredores, escaleras y “cualquier otra área” para juegos, incluso silenciosos, lo que en la práctica convierte al condominio en un espacio donde las infancias no pueden jugar ni trasladarse en bicicleta.

“Mis hijos me dicen todo el tiempo: ‘Me van a multar, me van a multar’. Llegó el punto en que se sienten como delincuentes en su propia casa”, relató la madre.
Pipas, estruendo y agua
En un recorrido por las instalaciones del condominio, los vecinos señalan la permanente presencia de pipas. Día tras día acuden al conjunto habitacional. Echan a andar bombas para que el agua pase de los autotanques a las cisternas porque no hay conexión con la red de agua potable.
Los vecinos cuestionan que la constructora sea restrictiva con el ruido de las niñas, niños y adolescentes al tiempo de ser omisa con los trámites con la autoridad para dejar de depender del agua en pipa.

Déjalos Jugar
Ante las restricciones, un grupo de padres lanzó la campaña Déjalos Jugar en Change.org.
Hasta ahora ha reunido más de 240 firmas en apoyo a su propuesta de modificar el reglamento y permitir que niñas y niños usen las vialidades internas bajo condiciones seguras.
Entre las medidas que piden están:
- Colocar señalizaciones de “Niños jugando”.
- Instalar más topes y reductores de velocidad.
- Supervisión y cámaras de vigilancia.
- Un acuerdo comunitario que reconozca el derecho al juego.
“El juego no es un pasatiempo, es un derecho humano. No pedimos nada extraordinario, solo que los niños puedan andar en bici o patear un balón sin miedo a que multen a sus papás”, resumieron los vecinos.
Condominios, una isla para la Ley.
Los vecinos llevaron su queja ante la Procuraduría Social y Derechos Humanos, pero hasta ahora las autoridades han respondido que no pueden intervenir al tratarse de un condominio privado.
Los vecinos consideran que esto deja en segundo plano la Constitución y la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, que garantizan el derecho al juego. “El reglamento del condominio parece estar por encima de cualquier ley”, acusaron.
Las familias insisten en que no buscan conflicto, solo recuperar un derecho básico: “Queremos que nuestros hijos crezcan libres y seguros, no vigilados ni castigados por jugar”.



Increíble que esto suceda. Tenía entendido que era un desarrollo familiar. Es un tema de derechos humanos básicos