A nivel mundial, México es uno de los países más rezagados en la utilización e investigación del manejo de residuos, que provoca la contaminación de más de 30 mil hectáreas de suelo y 200 cuerpos de agua, que dejan como resultado la emisión de 100 millones de toneladas de dióxido de carbono.
Lo anterior, estadísticas de la asociación civil México, Comunicación y Ambiente, que revela que el país no aprovecha 19 millones de toneladas de basura orgánica para convertirla en energía eléctrica.
El órgano no gubernamental, subraya que el principal problema ambiental de México es la contaminación atmosférica y cuestionó los resultados de las quemas controladas en suelos agrícolas por ser parte de una campaña de Estados Unidos de América contra la composta, por lo que anunció que desde la iniciativa privada se buscará impedir esta práctica.
Manifiesta que la ONU ha informado que 90 por ciento del agua embotellada y 83 por ciento del agua municipal o de grifo están contaminadas por micro-plásticos, además de que solo 20 por ciento de las botellas de plástico son reciclables debido a su estructura molecular.
El estudio elaborado en coordinación con el Centro de Investigación sobre Biodigestión, Anaerobia, Residuos Urbanos, Agua y Composta (CIBRUC), lamenta la poca investigación enfocada al manejo de residuos sólidos en México, aun y cuando en otros países se desarrollan trabajos al respecto desde la gestación de la Agenda 21 en la Conferencia Mundial sobre el Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, organizada por la ONU en Río de Janeiro, Brasil, en 1992.
Explica que la gestión integral óptima de residuos sólidos implica maximizar su reutilización y reciclado; usar tecnologías de eliminación con rellenos diferentes y recuperación de energía; ampliar los alcances de la investigación; reforzar la innovación tecnológica y de reciclado; aplicar abono orgánico y apostar por la recuperación de energía, así como educar a la ciudadanía y servidores públicos sobre la problemática que implica el mal manejo de residuos.
Alerta sobre las vulnerabilidades de México particularmente en el cambio climático, por encontrarse en una zona neotropical y en la ruta de los huracanes, de ahí que sufra afectaciones más intensas de los fenómenos meteorológicos.
