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El marqués, la historia detrás del mito

El marqués también construyó el puente de cantera en el río de Querétaro llamado El Puente Grande así como cuatro fuentes de gran mérito artístico: la Virgen del Pilar, en el barrio de la Cruz; la plaza Mayor; San Francisco y Santa Clara.

Plaza de Armas alberga en medio de su explanada una gran fuente de cantera rosa con perros en los cuatro ángulos del monumento de la que parte una elevada columna rematada por la estatua de Juan Antonio de Urrutia y Aranda.

Este personaje histórico con el título de Marqués de Villar del Águila, nació el 30 de noviembre de 1670 en Llanteno, en la Tierra de Ayala, España. Es hijo de Domingo de Urrutia e Inoriza y de María Antonia de Arana y Chavarri, sucedió en el título a su abuela paterna María Pérez de Inoriza y Ochoa de Ureta, quien a su vez había sucedido a su hijo el I Marqués, Juan Gerónimo de Urrutia e Inoriza.

A la edad de 18 años (1692), obtuvo el nombre de capitán de Caballos de Corazas gracias a su intervención en la rebelión de los indígenas en la Ciudad de México. En el año de 1693 desempeñó el oficio de alcalde de la Alameda y después ejerció el cargo de regidor perpetuo, diputado de Oropios, Caballero de la Orden de Alcántara y corregidora de justicia mayor.  

Cuando tenía 25 años se casó con María Josefa Paula Guerrero Dávila Moctezuma y Fernández del Corral, de familia acomodada y acaudalada, lo que sirvió para la construcción de importantes edificaciones en la ciudad de Querétaro y ganar aún más prestigio del que ya contaba. 

Benefactor de la ciudad

El origen de la construcción de los arcos proviene de una historia de amor, ya que se dice que su esposa le propone visitar cada año el convento de Las Capuchinas y es ahí cuando el Marqués queda flechado por la belleza de Sor Marcela. 

Cuenta la leyenda que, debido al ineficaz e insalubre servicio de agua potable en la ciudad Sor Marcela pidió su ayuda para realizar un acueducto para conducir el agua y beneficiar no solo al convento, si no a gran parte de la ciudad, a cambio de un amor puro y paciente. 

En la antigüedad los ricos tenían el deber de beneficiar a la sociedad, lo que hizo que se realizarán aún más a prisa las labores para comenzar con las obras y se dejara de beber el agua contaminada por los obrajes en donde se fabricaban telas. 

Se dice que después de la muerte del Marqués de Villar del Águila, se encontraron apuntes secretos en los que se señaló que vivió un matrimonio lleno de desolación, por la ausencia de hijos propios, por lo que la historia sobre el eterno amor hacía la sobrina de su esposa (Sor Marcela), se torna más verídica. 

Con una altura promedio de 28.5 metros y más de un kilómetro de longitud, el acueducto se construyó en el año de 1726 a 1738. Esta edificación cuenta con 74 arcos y actualmente es el símbolo de la ciudad y uno de los principales atractivos turísticos. 

A 9 años del inicio de la obra, en 1735 la plaza de La Cruz se vio por fin beneficiada con la llegada del agua, de donde habría de distribuirse, tres años más tarde, a las fuentes públicas por diferentes rumbos de la ciudad.

El marqués también construyó el puente de cantera en el río de Querétaro llamado El Puente Grande así como cuatro fuentes de gran mérito artístico: la Virgen del Pilar, en el barrio de la Cruz; la plaza Mayor; San Francisco y Santa Clara. 

Después de una gran labor en beneficio al pueblo queretano, Juan Antonio de Urrutia y Aranda falleció el 29 de agosto de 1743, siendo sepultado en la Iglesia de Santo Domingo de la ciudad de Querétaro.  Como marqués de Villar del Águila le sucedió su sobrino Juan Antonio Fernández de Jáuregui y Urrutia, hijo de su hermana María de Urrutia y Arana que había casado con Sebastián de Jauregui y Ojirando.

Redacción El Queretano

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