Seducido por el mundo de la mixología, Alan Pimienta Contreras encontró su pasión en las barras de bares de la ciudad de Querétaro, donde dice, quiere forjar un futuro enseñando a las nuevas generaciones a crear y revolucionar la coctelería mexicana.
Mientras revisa las bebidas preparadas por sus alumnos, «Pepper», como es conocido en el ambiente, nos habla sobre su trayectoria en este ámbito que está en boga dentro del país.
Retrocediendo en el tiempo, la historia de Alan comenzó hace más de 13 años, “antes de esto yo fui garrotero, mesero, barman y después decidí estudiar para ser un mixólogo profesional por la pura curiosidad de experimentar con la mezcla de destilados», explicó.
Alan confiesa que su labor como mixólogo es, en esencia, crear nuevas experiencias por medio del paladar para quienes degustan sus creaciones y brindar un servicio con el cual seas capaz de cambiar tu estado de ánimo a través de un buen coctel.
“He tenido que obligarme a tener una memoria de sabores muy amplia y a partir de esos archivos que he guardado, decido qué combinar de acuerdo con mi estilo que yo lo defino como libre y de ahí partir para darle gusto a los clientes y regresen a casa satisfechos”.
La Escuela de coctelería ECH fue su alma mater, ahí desarrolló temas teóricos y prácticos, puntos importantes para que años más tarde pudiera emprender y del mismo modo expandir sus conocimientos con sus alumnos.
Ginebras, mezcales, whiskys, tequilas, licores, alcoholes y otros destilados adornan la barra del salón en el que Alan imparte una clase para jóvenes que se dejan atrapar por este maravilloso mundo de colores y sabores.
“Poder transmitir mis conocimientos con alguien más, es lo que definitivamente le da sentido a mi profesión, en la actualidad también tengo una empresa que ofrece servicios de coctelería en eventos sociales, pero el compartir lo que sé con mis alumnos es de las experiencias más gratas que puedo tener”, afirmó.
En su brazo derecho Pepper lleva tatuados una coctelera y un vaso tiki mug, los cuales representan su pasión por las bebidas polinesias y por su trabajo, mismo que define como una grata experiencia.
“Tengo cinco años siendo mixólogo y puedo decirte que a pesar de que tiene sus complicaciones, ha sido para mí una de las más grandes satisfacciones, esta profesión me ha dado la libertad de ser yo y de tener una experiencia grata cada vez que lo hago”.
A pesar de ser amante de la coctelería clásica en la que las bebidas fuertes y las presentaciones básicas eran y siguen siendo notables, Alan apuesta por el ingenio y lo cultural al no perder de vista los tragos exóticos que hoy en día son un plus.
“Detrás de la barra hay quienes enaltecen nuestras raíces y eso me parece extraordinario; ocupan insectos, como los chapulines o apuestan por las bebidas tradicionales de otros países con su propio toque”, comentó.
Si de tendencias se trata, comenta que él observa que lo más fuerte es que los mixólogos se han ocupado más allá de algún licor o alcohol en específico, en la sustentabilidad, pues el mixólogo encuentra la forma de unir licores, vegetales, frutas, infusiones y otros ingredientes para la creación de una nueva receta.
Curioso y abierto a probar cosas nuevas y a experimentar, Alan invita a los lectores a desarrollar un poco más la cultura de los cocteles, “hay un mundo por descubrir detrás de cada sabor. Un buen coctel no tiene que estar ligado con la fiesta, podemos disfrutar de ellos solos, al salir de la oficina o por el simple gusto de deleitar el paladar” puntualizó.
‘Pepper’ a bote pronto
Inspiraciones: la bebida en sí
Estilo: libre
Bebidas favorita: negroni
Bebida que no le gusta: anis
En mi barra no puede faltar: el mezcal y el gin