Historia, tradición, cultura y arte se conjugan en una de las tradiciones artísticas más arraigadas de Querétaro: el teatro.
El teatro, ha sido y es una de las expresiones más puras de la humanidad, manifestado por medio de sus obras sentimientos y emociones a través del cuerpo y palabras, por lo que se ha convertido en una de las artes más populares y admiradas.
En Querétaro, esta corriente comenzó a dar frutos desde hace varios siglos siendo esencialmente mito, y ritual relacionado en un inicio a alguna religión, para más tarde convertirlo en un espectáculo de diferentes géneros.
«Desde la época prehispánica, las tres etnias que convivía en el valle (purépecha, otomí y …) hacían mitotes (representaciones). Podemos decir que está comprobado que la propia fundación de Querétaro tuvo un montaje teatral, en la aparición de Santiago Apóstol; fue montada por los españoles como una alegoría».
Las artes escénicas fueron una de las fuentes más usadas por los españoles para evangelizar a las etnias de nuestro país, ya que permitían una comprensión más sencilla y rápida del catolicismo.
«Con el tiempo Querétaro comienza a cobrar importancia y surgen el Coligallo y el Teatro de la Media Luna. En la época de la colonia se fortalece este ámbito y había compañías de cómicos de la legua y corrales de comedias» expresó el actor José Luis MIguel Rabell.
A pesar de que en la lucha por la independencia se generó un cambio para el teatro por el acceso limitado a estos recintos, provocando el poco flujo de ideas y creatividad, se generó una gran brecha cultural.
Los próceres realizaban obras de teatro, una de ellas el Tartufo de Moliére, protagonizada por Miguel Hidalgo, la cual fue presentada en San Felipe Torres Mochas, Dolores Hidalgo, San Miguel y Querétaro, motivo que incentivó a los queretanos a indagar en este ámbito.
Inaugurado con el nombre de Teatro Iturbide, el ahora Teatro de la República abrió sus puertas el 2 de mayo de 1852 con la puesta en escena “Por dinero baila el perro y con pan si se lo dan”, para después ser testigo de algunos acontecimientos históricos.
Años después el recinto volvió a cumplir con el objetivo para el que fue construido: enaltecer el arte y muchas compañías de teatro y algunas otras circenses actuaron en su palco escénico. En el lugar también transcurrió buena parte de la vida social queretana de la segunda mitad del siglo XIX.
El 5 de septiembre de 1959 y en medio de una tempestuosa lluvia, un grupo de jóvenes integrado por Juan y Roberto Servín, Ignacio Frías, Paco Rabell, entre otros, comandados bajo la dirección de Hugo Gutiérrez Vega, se apoderaron del atrio de Santa Rosa de Viterbo en el que presentaron teatro clásico.
Ahí nació el sueño llamado: Cómicos de la Legua, la famosa agrupación teatral universitaria que recorrió gran parte de la República Mexicana, Europa y Latinoamérica presentando obras de teatro clásico y que fue aplaudida y reconocida por distintos diarios del mundo.
Con el paso del tiempo, los integrantes del grupo buscan nuevos horizontes y surgen nuevos espacios tales como El Corral de Comedias de Francisco Rabell, espacio en el que se presentaron artistas de renombre como Alejandro Bichir y Héctor Bonilla, siendo esta compañía un parteaguas para el teatro en el estado. En la actualidad la ciudad de Querétaro cuenta con más de 15 espacios teatrales, en los que destacan: La Gaviota teatro fundada por los Smythe, La Casona del Árbol de la familia Santana, Jaja Teatro de Gerardo Pacheco, Teatro Sol y Luna de Edgar Wuotto, entre otros, en los que se muestran diferentes géneros de las artes escénicas.