Escondidos entre plazas, aceras, fuentes y andadores se pueden apreciar esculturas dedicadas a grandes Ilustres de la historia mexicana. Son personajes de metal que atestiguan el día a día de Querétaro.
Prácticamente en toda la capital vemos y convivimos con estos personajes, unos a pie, otros a caballo; todas con una historia y un significado.
Entre ellas destacan 3 monumentos considerados los más antiguos de la ciudad. El más arcaico se instaló hace 125 años y representa a Don Juan Antonio de Urrutia y Arana, el gran benefactor de Querétaro, ubicado en la Plaza de la Independencia, frente al Palacio de Gobierno.
Otro de los personajes de metal que viven entre los queretanos se encuentra dentro de la Alameda Hidalgo, es Don Miguel Hidalgo y Costilla, un trabajo de bronce en el que se observa al padre de la patria portando el estandarte de la Virgen de Guadalupe.
Doña Josefa Ortiz de Domínguez, a quien se considera un personaje primordial en la Guerra de independencia, también atestigua la vida de los queretanos desde lo alto de una columna en el jardín que lleva el mismo nombre y que fue creada como homenaje al Centenario de la Independencia en el año de 1910.
“Es tradición que además de colocar la primera piedra en los monumentos también se les agregue algo simbólico, por ejemplo, el que está dedicado a Josefa Ortiz de Domínguez, contiene una cápsula de tiempo con algunos artefactos de época”, menciona el investigador Eduardo Rabell.
Otros personajes de metal fueron erigidos en grupo, tal es el caso de las 6 esculturas situadas en la plaza de los fundadores, ubicada entre las calles Manuel Acuña e Independencia y que representan Fernando de Tapia, ‘Conin’ a quien se conoce como el primer queretano catequizado.
Junto a la de Conin se ubican las estatuas de Fray Jacobo Daciano, Nicolás de San Luis Montañez, Juan Sánchez de Alaníz, Fray Antonio Margil de Jesús y Junípero Serra, todos ellos sacerdotes católicos a quienes se considera pilares en el proceso de fundación de Querétaro.
Pero como esos, hay más personajes de metal repartidos en la ciudad:
-Francisco I. Madero. Arteaga y Ezequiel Montes
En su placa se puede leer: Homenaje Perenne de pueblo y gobierno del estado. A los hombres que hicieron la Revolución Mexicana. En el LXXV aniversario de su inicio.
Juan Caballero y Osio. Pasteur con 16 de septiembre
Erigida en honor al sacerdote Juan Caballero y Osio, primer alguacil mayor de Querétaro, quien luego fue comisario de la Santa Cruzada. Hizo cuantiosas donaciones para la construcción o perfección de iglesias en el municipio.
Ezequiel Montes Ledesma. Arteaga y Ezequiel Montes.
Formó parte del liberalismo mexicano en el siglo XIX; defensor de la soberanía nacional en la intervención francesa. Gobernó la entidad en periodos azarosos para la nación. El monumento es un homenaje a su memoria. La estatua fue colocada en el jardín que lleva su mismo nombre en el año de 1988.
Vicente Guerrero. Jardín guerrero.
El pueblo y gobierno queretano le dedicaron este monumento y Plaza Cívica a Vicente Guerrero, por compartir triunfos y derrotas con notables patriotas, en la lucha por la Independencia Nacional.
Ignacio Pérez Álvarez. Avenida Universidad y Corregidora.
Es una de las pocas esculturas ecuestres con las que cuenta la ciudad. Ignacio Pérez Álvarez nació y murió en Querétaro; quien desempeñó el cargo de alcalde del Ayuntamiento de Querétaro, por lo que se le reconoce como “El Jinete del Destino“, pues a él le confió la Corregidora Doña Josefa Ortíz de Domínguez, el aviso de que la conspiración de la Independencia había sido descubierta.
Tipos de posturas que rigen a los monumentos:
Yacentes: Son aquellas figuras que se muestran acostadas, por lo general las utilizan más en el ámbito religioso.
Sedentes: Representan personajes de mucha trascendencia histórica y cuyo cuerpo se coloca en posición sentada.
Erectas: Son las esculturas más comunes, se les puede ver erguidas. Representan fuerza.
Ecuestres: Son las de a caballo como por ejemplo: la de Santiago Apóstol; ubicada en Independencia esquina Venustiano Carranza, edificada en 1996.
Estas son solo una mínima parte de todas las esculturas que conforman el legado histórico de Querétaro.
