La ciudad de Querétaro desde su fundación o incluso antes de la misma ha sido un punto estratégico en el desarrollo del país, siendo en su momento, parte del territorio que conformaba la frontera entre los reinos chichimeca y Mexica, para posteriormente convertirse en las orillas de la zona que se consideraba como ‘civilizada’ en la Nueva España.
El desarrollo de la ciudad partió en específico, de lo que en aquel entonces se conocía como el cerro de El Sangremal, hoy en día, el punto más alto del centro histórico Queretano, donde se alojan los barrios de La Cruz y el de San Francisquito, que son sin duda, cuna y protagonistas de la historia y cultura de nuestra ciudad.
Históricamente se sabe que el territorio sobre el que hoy se encuentra el barrio de la Cruz fue el escenario en el que se desarrolla la batalla de Sangremal que da pie a la leyenda de la aparición de Santiago Apóstol, momento clave para la evangelización de las tribus purépechas de la demarcación, tomando su nombre debido a la enorme cruz de cantera colocada en el recinto tras la mencionada batalla. El barrio de la Cruz, fue también escenario de importantes momentos de la historia citadina, como cuando el convento que lleva por nombre el mismo mote, fungió como cuartel de mando de Maximiliano de Habsburgo y su ejército imperial, ante las tropas del ejército republicano.
Si de religión hablamos, el Barrio de la Cruz, tiene mucho que ofrecer, y no solamente por el templo y el convento erigidos en la zona, si no por ser también el ejemplo perfecto del sincretismo que se originó y que cada septiembre deleita a propios y extraños con las danzas de los concheros.
De igual manera el convento de la Cruz, sigue siendo un centro de formación de frailes franciscanos en donde estudian la licenciatura en Filosofía en el Colegio Universitario de la Santa Cruz, lugar que desde antaño y no con el mismo nombre, preparó a muchos de los misioneros de aquella época colonial, siendo uno de los más importantes el ahora santo, Fray Junípero Serra.
“Nuestros barrios constituyen en sí mismos un registro de la historia de la ciudad, ya que fueron surgiendo en diferentes épocas para dar origen a otros centros urbanos o quedando absorbidos en la dinámica poblacional. Algunos tuvieron su origen en asentamientos prehispánicos, otros a partir de las congregaciones de los siglos XVI y XVll, otros más aparecieron como consecuencia del fenómeno Demográfico – económico y marginal” menciona el historiador José Zavala en su escrito Origen de Los Barrios Queretanos.
Bajo premisas como la anterior, podemos entender por qué ahora el Barrio de la Cruz, además de ser donde se gestó el origen de nuestra ciudad, es hoy en día el corazón latente de la misma, pues sus calles llenas historia, cultura y gastronomía responden a la diversidad cosmopolita del Querétaro actual que se desarrolla a ritmos incesantes bajo la mirada vigía de la estatua de Santiago Apóstol retratado en cantera en las calles de este histórico barrio.