Chicago, IL.- Esta pandemia nos tiene a todos con la cabeza girando a mil por hora. Sí, es difícil, pero si en algo estiman sus vidas, no hay de otra que aguantar el encierro, porque de una cosa estoy seguro, hay luz al final del túnel, y es la salida, no un tren que viene de allá para acá.
Recuerdo haberles contado que en marzo regresé de México para entrar inmediatamente en aislamiento domiciliario ante la severa crisis de salud pública que estaba en ciernes en los Estados Unidos por los contagios con Covid-19.
Esa cuarentena se extendió casi cuatro meses hasta los primeros días de junio, cuando en Illinois comenzó la primera etapa para la reapertura de la sociedad, incluida la reactivación de los primeros negocios no esenciales.
Actualmente, Illinois está en la fase cuatro de reapertura, pero como es natural con un repunte de nuevos casos de coronavirus ante la creciente interacción social, especialmente entre personas que no han seguido todos los protocolos de seguridad sanitaria para evitar más contagios.
Por ejemplo, la reapertura de bares y restaurantes, aunque con medidas de distanciamiento social, ha elevado los nuevos casos de coronavirus sobre todo entre la juventud, ansiosa por salir del encierro domiciliario.
La falla fundamental que deriva en más contagios de Covid-19 es la falta del uso de mascarilla, ausencia de higiene continua (desinfectarse o lavarse las manos) y por supuesto la falta de distanciamiento social.
¿Cómo tres cosas tan sencillas están provocando tremendo caos? Pues la respuesta es muy sencilla: mucha gente no tiene conciencia, ni respeto por los demás, ni siquiera por sus seres queridos, en primera línea de contagio por la pandemia.
¿Saben ustedes cuál es la probabilidad de infectarse de coronavirus si todos usamos la mascarilla? Según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades, el riesgo es del 3% cuando nos tapamos correctamente la nariz y boca, incluso si el distanciamiento social no es posible.
Mi recomendación es no bajar la guardia por ningún motivo, porque estamos en medio de una pandemia mundial que solamente desaparecerá cuando haya una vacuna efectiva, no antes.