La semana anterior nos referimos a las condiciones en las que, desde la perspectiva de un servidor, se encuentra la oposición en el estado.
En esta entrega me refiero a la oposición a nivel nacional y que, de acuerdo a lo que se observa, no está mucho mejor que la oposición en Querétaro.
Pero vayamos por partes; en México gobierna un movimiento que, por más esfuerzos que hace su líder; es decir, el presidente de la República, no ha terminado de consolidarse como partido político.
El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) como está registrado ante el Instituto Nacional Electoral (INE), aunque tiene el reconocimiento legal como una entidad partidista, no lo es en los hechos; sigue siendo un conglomerado de grupos e intereses que buscan, con muy poco éxito, la consolidación como estructura organizacional partidista.
La Real Academia de la Lengua Española define partido político como la “asociación organizada de personas que, conforme a una ideología y programa que siguen y defienden, comparten unos mismos intereses, principios, valores u objetivos”.
Los pleitos, diferendos y hasta denuncias jurídicas que enfrentan las dirigencias morenistas nacional y en muchos estados del país, además de la falta de ideología clara y la nula defensa de sus principios, hacen de Morena un ente que puede ser llamado de cualquier manera, menos como partido político, aunque eso sí, tienen un líder que conglomera a muchos, pero no ha todos y que, entre gobernar y dirigir un partido, no ha logrado, ni lo uno ni lo otro.
En ese contexto, con una pandemia como no se había visto en 100 años, una crisis económica sin precedentes, cuando menos en los últimos 40 años y una división política y social marcadísima, cualquiera podría decir que hay caldo de cultivo para un derrota del ‘partido’ en el gobierno en el ejercicio electoral del próximo año.
Sí, pero para ello haría falta una oposición fuerte, conglomerada, firme, con fines y propuestas claros.
En México no tenemos eso; tenemos sí, partidos y organizaciones sociales y económicas oposicionistas a la administración federal pero que no logran ni un esquema programático básico para contrarrestar la fuerza que implica un gobierno como el del inquilino de palacio.
El PRI está hecho pedazos y, con la inminente llegada de Emilio Lozoya de España, que se ha atenido a la extradición para soltar la sopa sobre el caso Odebretch, parece destinado a la iniquilación. Los priistas van a estar más preocupados en defenderse o que no salgan salpicados, que en hacerle contrapeso al gobierno.
El PAN, con una dirigencia anodina que no atina más que a reaccionar a las cajas chinas que saca, un día sí y otro también, el presidente desde su púlpito palaciego, no ha caído en la cuenta de que así no se hace oposición.
Ni PAN ni PRI han logrado construir un discurso alterno al que marca la presidencia de la república; han sido incapaces de marcar la agenda mediática y política; van siempre un paso atrás y reaccionan, no accionan.
De la chiquillada; queda claro que el PT, el PVEM, seguirán sacando raja económica y política de vender sus pocos activos con una alianza que surgió para ‘defender’ al presidente y se extenderá hasta el 6 de junio del próximo año.
El PES, tampoco ha dado muestras de querer asumirse como oposicion y mantiene su cercanía al morenismo obradorista, aunque las ideologías sean destrozadas.
Y, por último, el PRD que hoy no es ni la sombra de lo que llegó a ser y que, sin importar lo que haga, parece que no pintará.
A los partidos que nos comulgan con el movimiento morenista les debe quedar claro que solos no podrán desbancar al partido del presidente de la mayoría en la cámara de diputados y, menos aún podrán hacer algo en los estados donde habrá elección el próximo año, quizás con la salvedad de Querétaro, por lo que es factible concluir que, en 2021, o van juntos o fracasarán.
El último párrafo. Terribles y lamentables las declaraciones del secretario de Salud, Julio César Ramírez ante empresarios a quienes les dijo que se habían ocultado datos de camas especializadas COVID-19 para evitar el traslado de enfermos de la zona metropolitana de la CDMX al estado; el médico se retractó e intentó enmendar su error; sin embargo, el daño estaba hecho; es una lástima por los resultados que la entidad ha alcanzado en el combate a la enfermedad.
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