En el antiguo imperio romano, entre las primeras acciones que realizaba un emperador al asumir el trono destacaba la elección de una de las estatuas, efigies u obras más representativas de su antecesor y ordenar su total destrucción.
La intención era, según se relata en varios textos históricos, la de enviar una señal al pueblo de que quien les había gobernado anteriormente debía quedar en el olvido y, con él, sus obras, acciones e incluso su imagen.
En la actualidad, en el México moderno, esta práctica se sigue aplicando desde hace décadas.
La llegada de un nuevo gobierno, en particular cuando se trata de gobiernos de extracción partidista diferente, implica la destrucción, a veces material, de alguna obra u obras de su antecesor.
Normalmente, en la Roma antigua la destrucción venía acompañada de la construcción de una nueva estatua, un nuevo acueducto o una obra nueva en el sitio en el que se encontraba la anterior y con ello el mensaje del nuevo régimen era reforzado y los gobernantes se encargaban de que el pueblo entendiera el mensaje.
En el caso del actual gobierno federal, esa práctica ha ido más allá pues la destrucción de lo pasado, bajo el argumento de que ‘antes todo era corrupto y corruptor’ y ahora todo lo que se hace, se hace bien y de manera honesta, aunque lo que se haya hecho no funcione, no se ha podido acompañar de obras y acciones que sí funcionen.
La evidencia de esta afirmación es el Instituto de la Salud para el Bienestar (INSABI) creado el año anterior por la administración de Andrés Manuel López Obrador y avalado por sus legisladores afines en el Congreso federal.
El INSABI vino a sustituir al Seguro Popular, un programa que, con todo y sus carencias había demostrado eficacia y otorgaba beneficios para quienes menos tienen y más lo necesitan.
Pero no, la idea de la cuatroté es destruir TODO lo que tenga que ver con el pasado y sustituirlo por algo nuevo, algo que sea igual que lo anterior pero que en la práctica no funciona.
El caso del INSABI no es único, ha habido otros botones de muestra que nos dejan claro que para destruir, el nuevo régimen es muy capaz, es eficiente y hasta veloz; lo es también para manipular a sus bases y utilizar la retórica y la semántica a su favor; es sumamente astuto para manipular la opinión pública y controlar el discurso público; sin embargo, para construir, para hacer las cosas mejor de lo que critican como corrupto, mal hecho, podrido y dañino para el ‘pueblo bueno’, son muy malos.
El NAICM, las pipas de PEMEX, el tren Maya y la Guardia Nacional son esos botones de muestra que confirman que AMLO y sus seguidores han dejado claro que saben destruir, pero de construir saben poco. Les digo.
El último párrafo
En el caso del INSABI, el gobierno de Querétaro, junto con los de otros 7 estados del país, se ha negado a firmar el convenio de adhesión al mismo y no reconocen la operación del programa, bajo el argumento de que era más eficaz el seguro popular. Veremos hasta donde llega esta nueva confrontación de los gobernadores panistas con el titular del Poder Ejecutivo Federal. Le voy a los gobernadores. Digo.
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