Cientos de mariposas Monarca (Danaus plexippus) sobrevuelan ya los bosques de oyamel en los sitios históricos de hibernación de los santuarios El Rosario y Sierra Chincua, en Michoacán, así como en Cerro Pelón, en el Estado de México, dentro de la Reserva de la Biósfera Mariposa Monarca.
De acuerdo con un comunicado de prensa de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), pese a las intensas lluvias y fuertes ráfagas de viento, se registró el arribo puntual en los primeros días de noviembre.
La tradición cultural de los mazahuas considera a estas aladas criaturas el alma de sus antepasados que llegan a encontrarse con ellos, además de encarnar el espíritu del bosque y ser las mensajeras de los dioses.
El extraordinario fenómeno migratorio de estos insectos fue designado en 2008 como Patrimonio Mundial de la Humanidad y ha suscitado iniciativas ciudadanas diversas por su valor universal excepcional.
La temporada 2019-2020 comenzó en agosto pasado, al emprender las mariposas su recorrido de más de 4 mil 500 kilómetros desde el sur de Canadá, cruzando Estados Unidos y el norte de México.
El primer registro ocurrió el pasado 7 de octubre en Ciudad Acuña, Coahuila, y los primeros grupos se observaron en la Región Carbonífera de Sabinas, el 13 de octubre.
Según datos de Monarch Watch, el primer ejemplar fue etiquetado en Nebraska, Estados Unidos, y el 18 de octubre la registró Omar Franco Reyes en Santa Catarina, Nuevo León, lo que significa que este ejemplar ya había recorrido 2,090 kilómetros.
A la fecha, en los bosques mexicanos de oyamel los insectos están formando perchas o racimos y realizan el reconocimiento de los sitios donde hibernarán durante los siguientes cinco meses.
Esta especie está incluida en varios programas gubernamentales, entre ellos el de Conservación de Especies en Riesgo (Procer) y el de Acción para la Conservación de Especies (PACE), que involucran a distintas instancias del sector ambiental como la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), además de la secretarías de Turismo y de Cultura, pues el lepidóptero está presente en el imaginario colectivo de la sociedad mexicana y del mundo.