En el norte de la zona conurbada de la CDMX se sabe que uno de los discípulos que más han clonado el ADN político de Andrés Manuel López Obrador es el presidente municipal de Tlalnepantla, Raciel Pérez. Es más, en algunos corrillos le endilgan –y no es que le moleste– ser más lopezobradorista que López Obrador.
Y para ser un buen amloísta tiene que agarrar contrincante político y, según el canon de Macuspana, si es priista y autoridad anterior, mejor. Así el contexto, Raciel parece enfilar contra la administración del exalcalde de Tlalnepantla y actual subsecretario de Desarrollo Metropolitano, Pablo Basáñez.
Primero, reveló que el patrimonio municipal tiene una camioneta blindada, que usaba el exedil Basáñez, la cual será vendida. Y ahora, dicen que el alcalde trae entre ceja y ceja revisar el contrato por el que se construyeron las instalaciones de la Comisaría de Seguridad Ciudadana del municipio.
Aunque Basáñez no es el alcalde inmediato anterior a Raciel (ésta fue Denisse Ugalde), su administración nació bajo diversas observaciones por sueldos por encima de los tabuladores, opacidad en contratos de seguridad –como el de la Comisaría– y reserva de datos en el caso de la renta de un helicóptero que se usó, pero no se hizo público su costo.
Cuando arrancó su periodo, en 2012, Basáñez redujo su sueldo en 5%; aun así, quedó en 179 mil pesos, por arriba de los 111 mil que recomendaba el Consejo Consultivo de Valoración Salarial del Edomex, lo cual lo hacía el mejor pagado de la entidad.
Para mayo de 2013, el municipio rentó un helicóptero para labores de vigilancia, pero su costo, presuntamente de 300 mil pesos mensuales, sólo se reveló de viva voz, ya que el contrato se reservó acusando razones de seguridad.
En cuanto a la construcción del edificio de la Comisaría, originalmente se tenían aprobados 65 millones de pesos; en julio de 2013, la administración de Basáñez propuso duplicar el recurso. Se asignaron 70 millones más. Se planteó inaugurar en 2014, pero terminó abriéndose en 2016, tras sustituir a la empresa contratista, y con un gasto de 179 millones: 175% más de lo presupuestado de origen. Quizá por eso el edil Raciel Pérez quiere echar un vistazo.
Pero no sólo eso; dicen en la alcaldía tlalnepantlense que también va a irse uno por uno con la revisión de permisos inmobiliarios de la zona desde entonces y hasta los corrientes, nomás para ver qué se encuentra. En los últimos años, Tlalnepantla sufrió un boom de plazas comerciales. Vía de mientras, se van a cancelar 50 proyectos inmobiliarios autorizados en aquella administración municipal.
Por lo pronto, Basáñez observa desde la Subsecretaría de Desarrollo Metropolitano del Edomex lo que significa ser némesis del morenista edil de Tlalne.