Comienzan las campañas y la fotografía de salida ya está, pues todas las encuestas colocan a Claudia Sheinbaum como primer lugar en la carrera a la silla y con amplia ventaja sobre su más cercana competidora, Xóchitl Gálvez y de Máynez, bueno, se conformará con mantener el registro.
Vamos rumbo a la elección más grande de la historia, el próximo 2 de junio del 2024 donde 98.9 millones de mexicanos acudirán a las urnas a votar 20 mil 708 cargos locales y federales.
Esto en medio del sexenio más violento de la historia donde al día de hoy más de 181 mil mexicanos han sido asesinados de forma violenta.
En un país considerado como el más peligroso para ejercer el periodismo, donde en este sexenio han asesinado a 66 compañeros, más peligroso que en Gaza o en Ucrania.
Donde un día si y otro también, se revela casos de corrupción y tráfico de influencias en los primero círculos del régimen y no solo eso, sino el presunto financiamiento que recibió AMLO por parte de cárteles de la droga.
Además de aceptar públicamente tirar línea al poder Judicial y a la procuraduría, no una sino varias veces.
Tenemos un presidente que ha caído en delitos electorales de forma reincidente, tales como la operación electoral de los servidores de la nación para otorgar los programas sociales, todos los eventos que usa para autoadularse, como el aniversario de su triunfo electoral, la promoción personalizada, uso indebido de recursos públicos, vulneración a los principios de imparcialidad, neutralidad y equidad en la contienda y un largo etcétera.
Desafortunadamente no se ve que se vaya a detener, pues ya lanzó su gira por todo el país a la par de las campañas.
Una campaña en la que tiene que explicar, aparte de todo lo arriba expuesto, su insistencia con la militarización, los costos exagerados de sus elefantes blancos (aeropuerto, refineria, tren maya), el ecocidio que se está cometiendo en la península de Yucatán, el desabasto de medicinas, violación a la privacidad, desacato y las que se me olvidan.
Un presidente que hoy podemos decirlo con todas sus letras, lucró con los familiares de los 43 de Ayotzinapa para después darles la espalda, lo que provocó ya las lamentables escenas que vimos derribando las puertas del palacio con una camioneta.
Ahora con lo que reveló Héctor de Mauleón en su columna sobre el desvío de dinero por medio de las tarjetas del Bienestar para destinar los fondos a campañas políticas.
Básicamente son videos donde María del Rocío Jocelyn Hernández Jiménez, exsubdelegada regional de programas sociales en Sinaloa y militante de Morena, confiesa todo el cochinero que se hizo en nombre del bienestar.
Maletas de dinero a las casa de campaña, tarjetas del bienestar sin repartir a las que ordeñaron los fondos, viajes en jet privado para reunirse con narcotraficantes en Sinaloa y todo a lo que nos tienen ya acostumbrados.
El ex secretario Carlos Urzúa, que en paz descanse, apenas había denunciado que había por lo menos 600 mil tarjetas fantasma a las que el partido les robaba el dinero.
Es una pena que haya fallecido de manera repentina.
Es un hecho que México será gobernado por una mujer por primera vez en su historia, pero ojo, eso no quiere decir que es un triunfo de la mujer, del feminismo, de la libertad y la equidad de género, desgraciadamente no lo es.
Basta con ver el inicio de campaña de la corcholata, donde con acarreados y “haiga sigo como haiga sido”, llenó el Zócalo e intentó clonar los eventos de su jefe teniendo a los mismos que han ocupado los lugares de honor durante el último lustro.
Y para seguir lustrando, hizo sus 100 compromisos de campaña emulando a su amo y señor al que compara con Mandela y Martin Luther King.
Gritando las consignas de su jefe, imitando los tonos, a veces hasta la voz.
Entonces todos estamos de acuerdo, sabemos por qué la eligió.
El primer resbalón que tuvo fue al decir que “siga la corrupción”.
«Solo hay dos caminos este 2 de junio: que siga la corrupción».
Obviamente rectificó y dijo: «que siga la transformación o que regrese la corrupción».
Y no es un asunto de misoginia o de demeritar la trayectoria académica o política de la corcholata, eso lo sabe hacer perfectamente bien ella, es solo como decía el Divo de Juárez cada que le preguntaban si era homosexual “Lo que se ve no se pregunta amor”.
Por eso ni preguntamos.
¡Que siga!
Tiempo al tiempo.