En medio de la timidez provincial que caracteriza a Querétaro, las sex shop han ido venciendo al pudor en su lucha contra los placeres culposos de una población que, aunque sonrojada, ha hecho de estas tiendas un floreciente negocio.
Tan es así, que de los 14 que había hace cinco años merodeando por las zonas periféricas del centro histórico de la capital queretana, hoy al menos cinco seducen a los queretanos en pleno primer cuadro de la ciudad.
EL QUERETANO realizó un recorrido por los establecimientos que se ubican en la capital queretana para consultar a propietarios y dependientes de estos negocios sobre las características de quienes que los visitan e identificaron 3 peculiaridades en su acercamiento a las tiendas donde se ofrecen productos para el disfrute carnal: curiosidad, aventura y normalidad.
Los curiosos, son aquellos que se acercan a las tiendas para descubrir un mundo que sólo han visto en sus fantasías o relatos de amigos que incendian sus mentes. Los aventureros, personajes que desean sacar el lado oscuro de su sexualidad. Y los que acuden a ellas cotidianamente en busca de productos que les permitan pasarla bien con sus parejas.
“Hay personas que de repente llegan y se paran frente a la tienda y dicen: hay mejor no entro y salen corriendo, literal. O quienes dicen (porque los he escuchado): ‘Hay un señor ahí’, y se regresan si son mujeres, o ‘Hay una mujer ahí’, si son hombres; porque van y quieren platicar alguna de sus malas experiencias o alguna situación que vienen arrastrando en el ejercicio de su sexualidad, tales como falta de erección, eyaculación precoz, falta de sensibilidad en las mujeres o falta de autoestima”, narró Eduardo Frías Alegría, propietario de la sex shop ‘Bésame Mucho’.
Pero en todas hay alguna historia. Como la de los jóvenes que recién cumplen los 18 años y entran a una tienda de este tipo a ver qué hay porque les han platicado muchas fantasías, y desean comprar los productos milagrosos que aparentemente producen deseo sexual en la mujer para irse en una noche de antro y desenfreno.
O el artista del performance que una vez solicitó un dildo que estuviera hueco, porque iba a hacer un performance en un espacio en el que de repente se ponía todo oscuro y quería que el producto tuviera una luz, porque quería que esa luz saliera de esa parte de su cuerpo cuando el escenario quedara a oscuras.
También está el abuelo que, aunque por la edad se le dificultaba caminar, tiene su pareja y tiene necesidad sexual y quiere quedar bien con ella, y acude a comprar algún vigorizante y un juguete para tratar de complacerla.
Incluso, el prohombre que no acude a las sex shop locales porque teme ser visto por sus amistades y señalado por eso, pero que cuando viaja a la capital del país o a cualquier otra ciudad donde el anonimato lo cobije acostumbra visitarlas.
“Se ha convertido también el sexshop, a veces en una clínica en la cual a veces nos sentamos a escuchar los problemas de las personas y la mayoría de las veces podemos ayudarles recomendándoles un producto y recomendándoles algún médico especialista, ya que se trata de un problema de salud que tendría que ver con ellos y no con nosotros”.
LAS FECHAS DE MAYORES VENTAS
Fin de año
14 de febrero
10 de mayo
LA PRIMERA SEX SHOP
De Colores, ubicada en Universidad entre Ignacio Pérez y Nicolás Campa
TIPOS DE CLIENTES
El curioso, desde adultos mayores hasta jóvenes que acuden a curiosear y fantasear.
El que ya compra de manera cotidiana y sólo desea pasarla bien con la pareja, conoce la mercancía y sabe lo que va a comprar.
El aventurero, aquel que busca sacar su lado oscuro.
PRINCIPAL FANTASÍA
Hombres y mujeres, de cualquier tendencia sexual, que desean jugar diferentes roles o papeles y buscan disfraces para ello.