Los hechos son sagrados. Las opiniones son libres. Este es un espacio de opinión, pero a partir de hechos documentados.
En la Universidad Autónoma de Querétaro se vive un régimen de mentira y terror, algo diametralmente opuesto al lema universitario.
Para el que abusa sexualmente de un estudiante hay impunidad. Para la víctima, un implacable castigo.
En marzo de 2021 un estudiante de Veterinaria, con historial académico de excelencia y a punto de titularse con una investigación sobre la vacuna Quivax 17.4, sufrió un abuso sexual por parte de su director de tesis.
El estudiante acudió a la Fiscalía en abril para denunciar el abuso y se inició una carpeta de investigación.
Semanas después el estudiante fue notificado de una investigación en su contra por un presunto caso de zoofilia.
El abogado general de la UAQ elementó la acusación por el caso de zoofilia con entrevistas a estudiantes y profesores de la Facultad de Ciencias Naturales, unidad académica a la que está adscrita la Licenciatura en Medicina Veterinaria y Zootecnia.
Entre los profesores que se citó a testificar estuvo el director de la tesis sobre la vacuna Quivax 17.4
Al saber del proceso en su contra, el estudiante comenzó su defensa. Entregó fotografías de la NINFA, espacio del campus Amazcala donde presuntamente ocurrió la cópula con una vacuno.
Además, entregó copias certificadas de dos carpetas de investigación relativas a sendas denuncias que presentó ante la Fiscalía. Una por abuso sexual y otra por usurpación de identidad.
Así, desde mediados de 2021, el abogado general tuvo conocimiento que un profesor de la Universidad estaba siendo investigado por un abuso sexual. Pero no inició ninguna investigación.
La Comisión Instructora desestimó las pruebas y solo con los testimonios de dos estudiantes opinó que la víctima de abuso ameritaba ser expulsado de la UAQ.
Uno de los testigos de cargo afirmó que vio al acusado copular con una vaca. El otro, que supuestamente estuvo en el mismo tiempo y lugar declaró que el lugar estaba oscuro y que no tenía certeza de lo que había visto.
No hubo más pruebas. Un testimonio bastó para que la Comisión Instructora tuviera la convicción de que algún día indeterminado, en la Nave de Infectómica Animal del campus Amazcala, ocurrió un hecho de zoofilia que constituía una falta grave contra el estatuto orgánico de la UAQ.
En noviembre de 2021 el estudiante fue expulsado por el Consejo Universitario.
Tras la expulsión el estudiante promovió un amparo ante la justicia federal. Durante 2022 el juez le concedió primero una suspensión provisional y luego una suspensión definitiva.
En febrero de 2022, el profesor acusado de abuso sexual aceptó un procedimiento abreviado. Así, el juez le ordenó diversas medidas reparatorias como el pago de una multa, permanecer alejado del estudiante de Veterinaria y acudir a “firmar”, durante un año.
Durante 2022 en al menos tres ocasiones el estudiante solicitó que se realizara su ceremonia de titulación.
Las autoridades de la Facultad de Ciencias Naturales, con diversas tretas, obstaculizaron la titulación. Los profesores señalados como Sinodales se abstuvieron de acudir a las convocatorias.
El juez que conoció del amparo incluso emitió medidas de apremio y advirtió a las autoridades universitarias que podría aplicar multas. Sin embargo, la titulación nunca llegó.
En septiembre de 2022, en Consejo Universitario se dio a conocer un caso de acoso que no fue atendido correctamente en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
A partir de la exposición del caso, y ante el sentimiento de que la UAQ no actuaba correctamente, estalló el paro estudiantil, el cual se prolongó durante todo el mes de octubre y fue levantado a comienzos de noviembre de 2022.
Entre las demandas para iniciar el diálogo, los estudiantes pusieron sobre la mesa la “cabeza” de cuatro profesores y funcionarios. Uno de ellos era el profesor denunciado por abuso sexual.
La rectora en rueda de prensa invitó a los estudiantes que presentaran pruebas para iniciar las investigaciones porque no podían proceder de “oídas” contra los acusados.
Al final el paro se levantó, se inició una investigación contra los cuatro señalados por los estudiantes paristas, se instalaron mesas de trabajo.
Al final, la investigación contra los “cuatro” concluyó que no había elementos en su contra y fueron absueltos por la UAQ.
En enero de 2023, el Poder Judicial emitió la sentencia de la demanda de amparo promovida por el estudiante de Veterinaria contra su expulsión.
Determinó que el abogado general actuó sin seguir el procedimiento del Estatuto Orgánico y calificó las pruebas del caso de zoofilia como “ilegales”.
Le ordenó a las autoridades universitarias que emitieran una nueva resolución pero sin considerar las pruebas recabadas por el abogado general.
La nueva juez del caso señaló que la UAQ expulsó al estudiante sin poder comprobar que hubiese ocurrido el presunto caso de zoofilia.
En respuesta, mediante un boletín, el abogado general anunció que impugnaría la resolución de la juez federal.
Así, a casi dos años del caso, el profesor acusado de abuso está a punto de recobrar la normalidad en su vida.
Mientras, el estudiante de Veterinaria sigue viviendo un calvario. No ha podido obtener su título de Licenciatura y tiene una nueva batalla legal enfrente.
El estudiante podrá ver que el profesor que abusó de él sigue frente a grupo y paseándose en eventos académicos internacionales.
En cambio, éll seguirá cargando con el estigma de la acusación de zoofilia entre sus compañeros y profesores y sin poder ejercer a cabalidad su profesión.
Diganme si no es el mundo al revés, un reino de mentira y terror.