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Queriendo pellizcar al tigre

Pocos días antes de la visita de Estado de Mark Carney a México, el primer ministro canadiense anunció el inicio de 5 grandes proyectos de infraestructura en Canadá. Esto como parte de su plan de ampliar mercados para ir sustituyendo las exportaciones a los Estados Unidos, sujetas a las veleidosas decisiones de la Casa Blanca.

Uno o dos días antes del encuentro Carney-Sheinbaum, el gobierno gringo puso en marcha la consulta nacional del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (USMCA o T-MEC), como una advertencia velada a sus socios de lo que está en riesgo… Y al final los acuerdos alcanzados por los mandatarios de México y Canadá se quedaron cortos y sin propuestas concretas en materia comercial. 

Como dicen por ahí, esto para no “pellizcarle… al tigre”. Quizá la intención de la cumbre fue, más allá de querer irse por la libre -como aquella idea del Corredor del Norte-, sería la suma fuerzas para negociar con Estados Unidos y tratar de salvar el T-Mec, que es en realidad fundamental para la viabilidad de los miembros más débiles del acuerdo continental.

La popularidad de Carney ha ido disminuyendo desde su elección, y más ahora con el Parlamento en sesiones y el regreso del líder de la oposición a la llamada Casa de los Comunes. Esto significa simplemente más escrutinio y critica al mandatario, que ejerce un gobierno de minoría y necesita de la oposición para poner en marcha sus proyectos.

En teoría estos grandes proyectos federales tienen la intención de ampliar los canales de transporte y comercio hacia mercados diferentes al vecino del norte. El problema es que casi desde la creación de Canadá, todo ha ido hacia el sur; salvo en las épocas históricas del comercio entre ingleses e indígenas en los puestos cerca del polo como la famosa Bahía Hudson.

Son 5 los grandes proyectos de Carney: duplicar la producción de gas natural de LNG en Kitimat, Colombia Británica; la construcción de una nueva planta nuclear Darlington, Ontario para fabricar pequeños reactores modulares; expandir el puerto de Montreal, Quebec -el 2º más importante del país-; acelerar la apertura la mina de cobre y zinc en la bahía de McIlvenna en Saskatchewan; y la expansión de la mina de cobre y oro en Red Chris, Colombia Británica.

A diferencia de los cambios en el mundo digital, increíblemente rápido, las transformaciones en el terreno económico requieren infraestructura, edificios, carreteras, vías férreas, puertos, etc., cuya reestructura toma años para concretarse. Por mejor voluntad y recursos que tenga un gobierno y otros países por establecer nuevas relaciones comerciales, nuevas rutas y mercados, es un proceso muy largo.

Sin mencionar el riesgo de que tales acciones podrían hacer que Estados Unidos busque tomar represalias. Ni México ni Canadá podrían resistir el cierre total del comercio con el vecino incómodo.

El temor a las represalias gringas es entendible, hay mucho en juego. Por eso ni Mark ni Claudia quieren pullar a la fiera de en medio… El reciente encuentro dejó en claro que, aunque sí podrían establecer nuevos acuerdos entre sí, el gran objetivo es salvar a toda costa el T-Mec. Un ejemplo claro es la industria automotriz, la madre de la globalización y eje central en la creación del acuerdo.

Recordemos que el acuerdo habla de leyes de origen, hasta un 75% de contenido de partes hechas y ensambladas en alguno de los tres países del bloque tiene que provenir de América del Norte. La oleada de autos eléctricos chinos, mucho más baratos que los de Tesla, ha impulsado la apertura de plantas en México para penetrar al mercado americano sin pagar aranceles y ha ocasionado que Canadá imponga muy altos aranceles a esos vehículos. De ahí que ahora México esté implementando sendos impuestos arancelarios.

Las dos naciones están en medio de una gran guerra comercial entre las grandes potencias económicas: Estados Unidos, China e India; entre los principales.

Una gran diferencia que veo en la forma en que se enfrenta esta lucha contra las amenazas de Trump es que en Canadá, la población se ha involucrado, promoviendo a nivel social no comprar cosas americanas, no viajar a los Estados Unidos (ahora están saliendo en televisión comerciales de estados fronterizos coqueteando al mercado canadiense) y están exigiendo a Carney ejercer más presión y tomar acciones mas sólidas, pero el primer ministro esta buscando caminos estratégicos -eso dice-. En Mexico, parece que todo ha quedado en manos del gobierno y la iniciativa privada.

Fruto de la reunión en la Ciudad de México de Carney y Sheinbaum, es un acuerdo de asociación estratégica Integral bilateral en las áreas de comercio, energía, seguridad y oportunidades laborales. Además de un plan de acción en infraestructura, inversión, seguridad y combate al crimen organizado.

La minería ha sido un terreno escabroso, pues hay enormes inversiones canadienses en México, pero han sido frecuentes los casos de inseguridad y malas condiciones laborales. Ambos países son ricos en minerales críticos, energías renovables y gas natural. Sin entrar en los detalles del escandalo del huachicol fiscal, en general las condiciones que ofrece México para invertir y operar en el país están lejos de dar certidumbre y seguridad a los capitales extranjeros.

Ambas naciones son importantes productores de petróleo, pero ambos carecen de la infraestructura suficiente para refinar y proveer sus mercados locales de gasolina y derivados procesados del crudo. La seguridad energética regional está atada al sistema refinador estadounidense.

Y aun cuando se hablo de revisar las cuotas y dar mas visas de trabajo para mexicanos, en años recientes Canadá ha estado reduciendo drásticamente la entrada de migrantes legales, desde estudiantes hasta campesinos en programas temporales.

Quizá la visita del premier canadiense a tierra azteca fue para coordinar la realización de la Copa Mundial de Futbol en 2026, primera vez a ser realizada simultáneamente en 3 países: México, Canadá y Estados Unidos.

Mientras tanto, la Casa Blanca parece seguir ocupada con asuntos domésticos, reprimiendo libertades de expresión mediática, planeando enviar al ejercito a diversas ciudades para apoyar los trabajos de captura de migrantes y -supuestamente- combatir el crimen en las calles y acentuando las diferencias ideológicas entre la población lo que ha llevado a actos de violencia política. En un aparente endurecimiento de todas sus acciones hacia cualquiera que disienta o se oponga a sus planes…

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