Viendo estos días las noticias de México y las de Canadá, veo una clara diferencia cultural, la unión y la solidaridad de la gente.
En México… Muchas personas en medios sociales están convocando a una especie de paro el 9 de marzo, donde las mujeres dejarían de trabajar como un acto de unidad y de reclamo contra las autoridades (y la sociedad en general) por la creciente violencia contra mujeres en el país. Las respuestas que he visto ratifican esa idea que se tiene del mexicano individualista, incapaz de consolidar movimientos de protesta reales y sólidos, y prefieren criticar y burlarse.
En Canadá… Un pequeño grupo de indígenas se plantó en una línea de tren en la provincia de Colombia Británica, protestando en contra de la construcción de un oleoducto que reactivaría la decaída economía de la provincia petrolera de Alberta, repleta de petróleo pero encerrada en el centro del territorio sin una ruta efectiva de salida para su exportación: un oleoducto que pretende llegar a las costas occidentales del país. El movimiento cundió como fuego por todo el país, con bloqueos en puntos estratégicos en las principales rutas ferroviarias de Canadá, ¡parando casi en seco buena parte de su economía y sus comunicaciones!
Lo primero que salta a la vista es el papel que tienen los pueblos indígenas en Canadá y su influencia en las grandes decisiones políticas y mega proyectos económicos. La constitución canadiense reconoce la existencia de 3 grupos indígenas: Indios (también conocidos como Primeras Naciones), Inuit (o esquimales) y Métis. Con una población de 1.67 millones de personas, representan casi el 5% del total de la población.
Desde la administración previa a Justin Trudeau, el gobierno canadiense inició un proceso de reconciliación con los habitantes originales de estos territorios tras el cierre de lo que era conocido como el sistema de casas-escuela para indios, a donde llevaban a muchos hijos de indígenas para cambiar su cultura e “integrarlos” a la sociedad anglo y/o francófona.
Los pueblos indígenas se consideran como naciones con sus propios territorios y tienen derechos sobre ellos, se ven a sí mismos como los guardianes de sus tierras y sus ecosistemas. El gobierno canadiense ha celebrado diversos acuerdos con las autoridades o bandos indígenas para el usufructo de ciertas regiones.
Y aquí llegamos al problema en cuestión, tras una amarga disputa inter provincial entre Alberta y Colombia Británica por los oleoductos, que casi provoca la separación de Alberta del resto del país, las cortes aprueban la construcción de las rutas petroleras, pero los indígenas dicen que a ellos no les pidieron su consentimiento y el 6 de febrero bloquean el acceso a la zona donde se construiría una parte del oleoducto, en el territorio de Wet’suwet’en, B.C.; la policía montada intenta removerlos y empiezan los bloqueos en rutas de trenes en Ontario y después a lo largo de todo el país.
Estas protestas provocan que las principales rutas ferroviarias, que transportan materiales y gente a lo largo de todo Canadá, se detengan. Via Rail (la principal ferroviaria) anuncia el despido temporal de 1,000 empleados y muchos pequeños y medianos negocios, sin acceso a materias primas, tienen que despedir temporalmente a su gente.
¿Me siguen? ¿Cuándo en México se ha reconocido realmente a los pueblos indígenas? Eso sí, presumimos de sus ancestrales civilizaciones y los imperios que construyeron, como el Azteca y el Maya, pero a mucha gente le parece vergonzoso mostrar rasgos indígenas, ¡peor aún serlo!
Algunos comentaristas canadienses opinan que estas protestas indígenas tienen más fondo… además del cuidado de la ecología, el respeto a sus tierras y a sus derechos, reflejan el tratamiento racista hacia los múltiples casos de mujeres indígenas asesinadas, que han sido ignorados por muchas autoridades locales por varios años, que siguen impunes y siguen ocurriendo.
Una coincidencia: mujeres, ya sean mexicanas o indígenas canadienses, sus muertes pasan desapercibidas por las autoridades e impunes.
He visto con sorpresa cómo una pequeña manifestación indígena en una zona rural montañosa al norte de Colombia Británica, ha generado tanta respuesta social de apoyo de muchos grupos no indígenas que se han manifestado en calles y plazas por varias ciudades canadienses. Además de los bloqueos que continúan en parte, en esto momento, la mayoría de las rutas ferroviarias ya han sido despejadas por la policía, pero las negociaciones entre las autoridades y los líderes indígenas continúan.
Otro ejemplo… por meses ya, en Ontario varios sindicatos de maestros han estado haciendo paros escalonados en protesta por los recortes de presupuesto y personal impuestos por el Premier (como gobernador de la provincia); la sociedad respeta los derechos de protesta de todas las agrupaciones que la componen.
Las manifestaciones son una herramienta social básica para exigir derechos, y esto es lo que hace una diferencia entre los países del primer mundo y los países en desarrollo. Una conciencia social, la solidaridad, la unión, exigir a las autoridades que hagan su trabajo, que hagan justicia, que cambien una ley o un megaproyecto. E igualmente, de parte de los gobiernos, ellos escuchan, dialogan y negocian en forma abierta, no para los intereses de unos pocos… eso es corrupción.