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“La elección” de los jóvenes

Recientemente en Querétaro fuimos testigos de la elección del siguiente Rector de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), un proceso interno donde solo pudieron participar quienes pertenecen a la vida escolar de nuestra máxima casa de estudios en la entidad.

Personal académico, administrativo, y por supuesto los estudiantes, fueron los encargados de elegir a quien llevará las riendas de la UAQ a partir de enero de 2024, aunque vale la pena reflexionar sobre el fenómeno de la segunda vuelta de votación que se dio en este proceso electoral.

Para el primer fin de semana de elección los sufragios no le dieron la mayoría a los dos principales contrincantes, así que el procedimiento de elección indicó que había que votar nuevamente para alcanzar el tan anhelado 50 más uno.

Fue así que la segunda vuelta de votación finalmente dio como resultado a un ganador de la contienda; sin embargo, aquí lo que debemos reflexionar es qué porcentaje de la comunidad universitaria eligió a su nuevo guía y mandamás.

Tristemente la mayoría de votos fueron sufragados por el personal académico y administrativo de la institución, sin que los estudiantes -que evidentemente son la mayoría- inclinaran la balanza desde el inicio del proceso electoral como antiguamente sucedía.

Y fue justamente esta razón la que obligó a que se realizara la segunda vuelta electoral, ya que los estudiantes no acudieron al llamado de las urnas para elegir a su nuevo representante que apretadamente a la postre obtuvo el triunfo.

Analicemos entonces el método de comunicación que emplearon los candidatos a la Rectoría de la UAQ para convencer a los universitarios, ya que a la vista de todos, definitivamente no fue el más eficiente en términos de convencimiento hacia los jóvenes estudiantes.

Dicho esto ¿Qué debe contener un mensaje para convencer a un joven en edad electoral, y con ello motivarlo a que acuda a ejercer su derecho al voto? Pocos son los factores que podrían funcionar para conseguir este objetivo, así que en mi experiencia solo enlistaré tres que son básicos: Sinceridad, honestidad y naturalidad.

La sinceridad en estos términos, no es mas que la capacidad de decir siempre la verdad aunque no se tenga la razón, esto evitará confundir el pensamiento de los jóvenes, y traerá siempre a colación el desarrollo de un diálogo sencillo y con conocimiento de causa sobre los temas que les interesan a ellos.
Y ya metidos en el tema del diálogo sencillo, hablemos de la honestidad, que no es mas que la capacidad de ser auténtico y no engañarse a si mismo imitando comportamientos y moldes de políticos acartonados, mismos que solo emiten mensajes equivocados cuando nos empeñamos en ser personas que nunca hemos sido.

Consiguiendo estas dos partes, entonces la naturalidad fluye sola sin necesidad de forzarla, ya que esta capacidad de ser sencillo y carismático, está alimentada de la sinceridad y la honestidad que brindan la transparencia y la congruencia entre lo que se dice y lo que se hace.

Está claro entonces que convencer a los jóvenes de asistir a las urnas no es nada sencillo, teniendo en cuenta que en el 2024 estará en juego la Presidencia de la República más nueve gubernaturas, 128 escaños en el Senado, 500 diputaciones federales, además de la renovación de 31 congresos locales, sin dejar atrás mil 580 ayuntamientos junto con las 16 alcaldías de la Ciudad de México.

Hay mucho en juego para el país, y es claro que los jóvenes no quieren jugar; partamos de este punto y entonces propongamos perfiles sencillos y transparentes con campañas útiles y con contenido, -sin vender espejos por oro- porque los chamacos de hoy en día pueden ser descuidados, desaliñados, distraídos, frágiles, y todo lo que usted me diga ¡Pero no son tontos…! Solo son jóvenes; entonces pues ¡Hablemos de comunicación!

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