La aritmética básica se enseña desde preescolar: 2+2=4. Sin embargo, la aritmética electoral es mucho más compleja y expuesta a errores. Esto la hace más cercana a la estadística.
El resultado que arroje la jornada electoral de julio será una aproximación al resultado real con ciertos márgenes de error.
Para ilustrar las posibilidades de equivocaciones basta recordar lo que cada tres años tienen que hacer los ciudadanos que son sorteados como funcionarios de casilla.
Al filo de las 8:00 horas instalan la casilla y comienzan a recibir la votación. Tras 10 horas, proceden al escrutinio y cómputo de cada elección: Presidente de la República, Senadores, Diputados Federales, Ayuntamientos, Diputados Locales.
Luego, el llenado de las actas y finalmente la remisión del paquete electoral al consejo distrital o municipal que corresponda (en el caso de los comicios locales).
Hacer cuentas, fresco, por la mañana, no es problema. Hacerlas bajo presión, tras horas de trabajo es otra cosa.
La falta de resultados oportunos puede generar incertidumbre entre los contendientes, pero la premura puede inducir a mayores errores.
En cuestión electoral, es mejor ir despacio si se lleva prisa.