“Habemus” cuarta transformación… y con ella regresan muchas prácticas del pasado que fueron duramente criticadas por los que ahora tienen el poder en sus manos.
La llamada cuarta transformación parece iniciar con el pie izquierdo, en el Senado de la República, los legisladores de Morena negociaron con el mercenario Partido Verde. El trueque fue cinco diputados a cambio de aprobar la licencia del Senador Manuel Velasco para que pudiera regresar a Chiapas a terminar su mandato como gobernador.
Con el trueque, Morena tendrá el poder absoluto de la Cámara de Diputados y Velasco cumplió su capricho de regresar unos meses más a dizque gobernar el pobre estado de Chiapas. Ese estado que no pudo sacar de los altos índices de pobreza y marginación en los últimos seis años, pero como chamaco berrinchudo, decidió que tenía que terminar su periodo por el cual fue electo.
Sin duda, es un hecho lamentable. Si bien es cierto que el Gobernador-Senador tiene derecho a pedir licencia, lo lamentable radica al ver cómo la legalidad y el derecho también son abono de la injusticia.
Andrés Manuel López Obrador y Morena tendrán tres años de poder absoluto. Algo que no sucedía desde el primer trienio de Ernesto Zedillo cuando contaba con 300 diputados a su disposición en la LVI legislatura. Serán tres años de poder absoluto para un solo partido y, de la misma manera, para un solo individuo que con esa maquinaria podrá hacer de este País lo que le dé la gana y nadie, absolutamente nadie, podrá impedírselo.
Ahora, los “vino tinto” tendrán tres años para convertir una verdadera transformación o simplemente ser un fracasototote más en la historia de la política reciente de México.
De la manera que operaron en el Senado en días pasados, sólo nos dice que la frase que citó en algún momento su líder sobre “nadie por encima de la ley” es hoy letra muerta, al permitir el primer chapulinazo de la cuarta transformación.
La mayoría de Morena en el Senado avaló de esta manera, algo que los que votaron por Morena sintieron que fue burlesco, el encono entre los morenistas tendrá que ser evidente y manifiesto, ya que de lo contrario estamos viendo el fanatismo más recalcitrante del que se memoria alguna.
Quedó demostrado que las ambiciones personales, superan una verdadera vocación de servir al pueblo, pocos son los casos de políticos que no tienen que preocuparse de dónde brincarán el siguiente trienio para seguir dando el estilo de vida que sólo el vivir del presupuesto otorga.
Las tan criticadas alianzas como las del PRI-AN no han muerto. Ahora existe una que bien se pudiera llamar el aguacate: morenos por fuera y verdes por dentro. Los pactos en los oscurito siguen vigentes para mala fortuna del pueblo de México.
Los votos que el pueblo de Chiapas le dio a AMLO, fueron pagados de mala forma regresando a un cacique a gobernarlos unos meses más, lo bueno es que para el Gobierno de López Obrador una de sus prioridades son los estados del sur, debido a su gran rezago económico.
Insisto, como bien decía el químico Antoine-Laurent Lavoisier: “La materia no se crea ni se destruye solo se transforma”, y pues hoy más que nunca está vigente en la vida y en los actores políticos del País con la famosa Cuarta Transformación.
Tiempo al tiempo.