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¿Estamos creando un efecto Trump a la mexicana?

Durante las campañas presidenciales de Estados Unidos, en 2016, los periodistas, comentaristas y analistas se sorprendieron del resultado de las urnas.

Hillary Clinton parecía la carta racional, experimentada, preparada, conocedora de los temas más peliagudos, frente a las carencias discursivas de Donald Trump, quien era el grosero, ignorante, improvisado, demagogo.

En los debates presidenciales, Clinton desgranaba con maestría los temas de política exterior, educación, derechos humanos y migración; Trump se limitaba a repetir su cantaleta sobre el olvido de las ciudades otrora industrializadas, conocidas como “rusty belt”.

Lo que se supo después es que los supuestos dislates de Donald no eran ocurrencias, sino producto de encuestas y grupos de enfoque, su mensaje estaba diseñado para llegar a los grupos demográficos estratégicos.

El problema para los comentócratas fue ignorar la espiral del silencio que generaron. Los seguidores de Trump guardaron silencio mediático, y se convirtieron en un “underdog”.

En México, los medios convencionales han ya clasificado a los precandidatos en dicotomías similares: los responsables vs los populistas, los que hacen propuestas realizables vs los que proponen ocurrencias.

¿Funcionará ese contraste o se estará creando una nueva espiral del silencio que resulte en una sorpresa el 1º de julio de 2018?

 

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