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¿Esperaban algo diferente?

Chicago, IL.- Pregunté a varios mexicanos residentes en esta ciudad qué pensaban de la salida del ahora ex secretario de Hacienda, José Antonio Meade, para convertirse en el virtual candidato del PRI a la Presidencia de México. Su respuesta fue inmediata y contundente: el dedazo sigue vigente.

El método priista que permite al presidente en turno designar a su posible sucesor está tan enraizado como el inmenso robo de los recursos públicos practicado durante décadas por las administraciones del Revolucionario Institucional.

Todos acá coincidimos en que esperar algo diferente del PRI simplemente no tiene sentido; su nivel de corrupción y asociación delictuosa es descomunal; ese partido y sus actores no tienen vergüenza ni llenadero.

También debo mencionar que la gran mayoría de quienes emigramos hacia los Estados Unidos lo hicimos por la falta de oportunidades en México y asociamos esa eterna crisis mexicana a los gobiernos priistas.

Eventualmente hemos decidido quedarnos en EEUU por nuestros hijos, quienes aquí tienen un futuro prometedor, algo que desgraciadamente sería muy incierto en nuestro país de origen.

Somos refugiados económicos que extrañamos el terruño que nos vio nacer y nuestra única esperanza está íntegramente depositada en nuestros compatriotas que siguen allá.

Por eso hacemos votos para que esta vez los mexicanos decidan sacudirse al PRI, que una vez más ha demostrado que es incapaz de cambiar. Carlos Salinas de Gortari, utilizando a su títere Enrique Peña Nieto, ya decidió quién es el ungido de su partido, de los oscuros intereses que representa.

Los actuales dueños del poder quieren que el acomodaticio y servicial José Antonio Meade siga repartiendo el botín, la riqueza nacional para llenarse los bolsillos a costa del diario sacrificio de la clase trabajadora.

Es momento de sacar al Revolucionario Institucional de la Presidencia de la República, porque México no puede darse el lujo de seguir manteniendo a una clase política indiferente a las urgentes necesidades de la población.

Ese será el mensaje que estaremos enviando desde Estados Unidos a todas nuestras familias previo a las próximas elecciones presidenciales en nuestro país.

 

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