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En casa como porquero y en la calle, caballero

La actividad de México en las Naciones Unidas lleva ya muchos años, participando de manera constante en diversos foros y tribunas, como lo sucedido en la semana con el presidente López que por orden alfabético (no por su capacidad de estadista o como un logro nacional), le tocó presidir la sesión del Consejo de Seguridad.

Y bueno, hay que decirlo, cumplió con las expectativas de lo que se esperaba de su participación.

¿Acaso alguien esperaba un discurso sensato, emotivo o con algo de sustancia?, por supuesto que no. Ni siquiera sus fanáticos aplaudidores que recibieron lo mismo de todos los días. Pensar lo contrario es ya una locura estas alturas del sexenio donde la nave ya va en picada.

Demostró tener una visión estrecha, pueblerina (por decir lo menos) y su costumbre de tener audiencias controladas, donde hay puros súbditos a quienes no les debe dar explicaciones y se dedica a lo suyo a pontificar.

Lo peor, a hablar de corrupción.

El problema más grande del mundo (y de México) no es la corrupción, y hoy lo sabemos todos, pues en tres años no se ha tocado a nadie, solo han sido venganzas políticas como Rosario Robles y Ricardo Anaya, petardazos como Lozoya y hasta ahí llegan, pues en este régimen es más fácil ser sancionado por casarse, que por tirar el metro (esos son los presidenciables del régimen). De ese tamaño.

El discurso de López, digamos, fue la misma cantaleta de todos los días y dijo en la ONU que propondrá un plan mundial de fraternidad y bienestar para garantizar una vida digna a personas que sobreviven con menos de dos dólares diarios, para 750 millones de personas en el mundo.

¿Y cómo lo hará?, pues haciendo lo que sabe hacer mejor, pasar la charola a la clase que tanto odia y desprecia, pues dijo que su propuesta se financiaría con el cobro de una contribución voluntaria anual del 4 por ciento  de su fortuna a las mil personas más ricas del planeta; una aportación similar por parte de las mil corporaciones más importantes por su valor en el mercado mundial y una cooperación del 0.2 por ciento del PIB de cada uno de los países integrantes del grupo de los 20.

Nombre, ¡es un genio!, pues utiliza la tribuna mundial para autopromoverse, sus posturas, es como decir la palabra “solidaridad”, evocamos automáticamente a Carlos Salinas, pues con la palabra “bienestar” y “fraternidad” evoca a “ya saben quién” y su economía moral, respectivamente. 

Así es el bienestar y la “fraternidá”, elevados en las Naciones Unidas, desenmascarando el populismo retrógrada que representa y que está imponiendo en México.

Los representantes de China y Rusia, pusieron en su lugar a López y no acompañaron su propuesta para salvar al mundo, uno dijo que estaba en el foro equivocado y el otro sentenció que no se interviniera en la soberanía de otros países, aseveraciones muestran el profundo desconocimiento de López acerca del funcionamiento de la ONU y sus fines.

Vasily Nebenzya, representante de la Federación Rusa en Naciones Unidas, respondió que “los derechos humanos o el desarrollo, luchar contra el cambio climático, son cuestiones que deben abordarse en las plataformas especializadas que disponen de las herramientas necesarias y también que cuentan con representación universal o amplia de los Estados miembro… Me estoy refiriendo específicamente al Consejo Económico y Social y a la Asamblea General”.

Por su parte, el embajador Zhang Jun, representante de China ante Naciones Unidas, comentó que “para promover y garantizar la igualdad social se necesitan arreglos institucionales firmes en el proceso de la reconstrucción. Los países posconflicto deben reconocer sus propias realidades nacionales y deben establecer aparatos inclusivos, basándose en el estado de derecho, con la participación de todos los grupos, y dejar que el pueblo sea el amo de su propio destino”.

“La historia una y otra vez nos ha demostrado que socavar el principio de igualdad soberana, y la injerencia arbitraria en asuntos nacionales de otros países, la imposición de modelos a países en desarrollo, incluso el contraponer a unos contra otros, a menudo desemboca en conflictos internos de dichos países y ello da lugar a un caldo de cultivo para las ideologías extremistas, que ayudan a aquellos que predican el odio e incitan la violencia”.

De verdad pena ajena ver que en un foro mundial el presidente López presente sus propuestas de campaña del 2018 y no solo eso, lo dijo como si éstas hubieran sido implementadas en su propio país con éxito.

Arturo Sarukhan, ex rector de la UNAM, dijo que el presidente mostró una “chata -o inexistente- visión del mundo y de las relaciones internacionales”.

“Manda un mensaje parroquiano, simple y palmario al mundo: los temas clave del sistema internacional y de la seguridad, de la gobernanza mundial, los bienes públicos globales o el desarme, no importan”, dijo.

AMLO quiere encabezar (como su ídolo maestro y mentor Luis Echeverría) a los países del tercer mundo.

Como siempre no faltaron los aplaudidores y los fanáticos que calificaron esto como un logro para México y hasta piden que le den el premio Nobel de la Paz, de ese tamaño es la enajenación, de ese tamaño es el peligro.

Al presidente López le digo que: Antes de cambiar el mundo, date tres vueltas por tu propia casa, por favor, no intentes ser un caballero en la calle, cuando tienes un chiquero en casa.

Tiempo al tiempo.

@hecguerrero

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